La lucha de las mujeres, esa carrera de relevos

A Coruña

Se vistió de negro y su nieta se lo puso en la pechera, el lazo violeta. Lo había comprado en la mercería el día anterior, metro y medio, para sus hijas, sus nietas y para ella, hizo alguno más, por si quería su vecina María y las mujeres de su familia. Habían compartido mucho, criaron a las niñas juntas y habían pasado mil cosas. Cuando se compraron los primeros pantalones, cuando pudieron sacar dinero de la caja sin la firma de los maridos, en las comuniones, en la palma. En la boda civil de su hija pequeña, la que lo tuvo más fácil porque había corrido ya mucho el aire. A veces miraba a la mayor y aún se remordía por las cosas que le había prohibido por miedo del qué dirán. Pero ayer sabía dónde tenía que ir, con las mujeres de su familia y con todas las demás. Sus hijas decían, esto es como el Prestige, como las manifestaciones contra la guerra. Cuánta gente, mareas de personas bajando al centro. Y su hermana en Carballo, igual. Y las jóvenes cantando con panderetas o con batucada completa. Sabía que era el lugar donde tenía que estar, por derecho. "A ver qué hace mañana el gobierno", decían. Algo tendrá que hacer, porque las mujeres ayer demostraron que sostienen el mundo y la igualdad debe ser tan natural como salir a la calle de ganchete gritando nuestra verdad. Bravas y libres.

Para Carmina Escrigas, que ayer me hizo recordar esta canción. Helen Reddy "I Am a Woman". Soy una mujer, escuchame rugir ...