Privacidad y derecho al olvido II: el castillo de naipes digital

Alicante

Internet es todavía un invento sin terminar. A pesar de ello, y cada vez más, se va erigiendo en una de las tecnologías más indispensables para el desarrollo de nuestras vidas, de nuestra economía y de nuestro sistema productivo.

Aunque la ciudadanía todavía no es consciente, estamos construyendo un castillo de naipes, en una fiesta, con los amigos, cada uno con las cartas de su propia baraja y, quizá lo peor de todo, con las ventanas abiertas durante un día tormentoso. Sin embargo, aquí está y, como siempre decimos, ha venido para quedarse… y seguir creciendo.

Ante esta situación, ¿cómo podemos proponer soluciones efectivas a los problemas que están surgiendo? Más todavía, ¿cómo podemos siquiera identificar y plantear correctamente el problema? Ni la sociedad, ni las organizaciones, ni los juristas, ni los legisladores, ni siquiera los fabricantes de tecnología, han tenido tiempo para asimilar estos cambios, para atisbar las consecuencias socioeconómicas que implican, en definitiva, para saber cómo actuar en cada momento, y ante cada nueva situación. Sea como sea, nos parezca lo que nos parezca, este es el escenario en el que estamos obligados a desenvolvernos en los tiempos que nos ha tocado vivir.

Es por todo esto que cada nueva pregunta que surge se convierte inmediatamente en un nuevo reto. En este caso, nuestras dudas están ahora puestas en eso que se ha denominado: el derecho al olvido. Hay autores que defienden el derecho a la libertad de expresión, a la memoria colectiva y a que no se pueda crear una Historia selectiva por encima del derecho individual al olvido. Claro que nosotros no entraremos siquiera en este debate, pero también está claro que, si esta idea ya era compleja y conflictiva antes, podemos hacernos una idea de lo que se va a complicar en cuanto incorporemos a este derecho al olvido toda la información que hoy en día se tiene en la red sobre cualquiera de nosotros: nuestros comentarios, publicaciones, fotos, vídeos, historiales de compras, búsquedas, consumo, hábitos, huellas digitales, logros, fracasos… nuestra vida completa. ¿por qué tenemos que vivir toda nuestra vida perseguidos por una mala decisión que tomamos un mal día? Más todavía, ¿qué ocurrirá cuando ya no estemos? ¿quién se encargará de construir un relato coherente a toda esta sucesión de datos?

Por suerte en España y en Europa estamos siendo pioneros en el debate efectivo, y en tomar medidas al respecto. Puede que no sean suficientes, ni las más acertadas, pero teniendo en cuenta que debemos hacerlo sin tumbar este castillo de naipes que estamos construyendo, tampoco parece que esté tan mal.

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Esta semana, dentro de toda esta serie de consejos, ideas y conversaciones acerca de la seguridad informática, seguiremos abordando estas preguntas para que, si todavía no es posible dar una solución, al menos seamos conscientes de la importancia que tiene reflexionar sobre ellas.

Francisco Maciá es doctor Ingeniero en Informática y profesor titular en el Departamento de Tecnología Informática y Computación de la Universidad de Alicante.