Va por ti, Brujo

Brujo, la verdad es que tú te merecías un homenaje mejor que ver a tu Sporting pidiendo la hora ante el colista de Segunda. Aunque tú, que le decías siempre a Rubén Baraja que el mejor camino para que el equipo consiguiera objetivos era jugar bien al fútbol, te habrías quedado con el lado positivo y celebrarías los tres puntos que permiten a tu equipo del alma meterse en playoff quince jornadas después y ganar por fin fuera de casa, una vuelta más tarde de aquella última vez, en la que fuiste protagonista, porque tus amigos de León te tributaron uno de los muchos homenajes que te mereciste. Ahora, ya sin ti, el equipo ha vuelto a hacerlo. El viaje sin tu compañía fue amargo, pero al menos se cumplió el objetivo: ganar para poder dedicártelo. Y tú, aunque albergaras la esperanza de ver algo mejor, habrías animado a los chavales aplicando aquello de que 'en la rula no pregunte, apunten'. Y estarías seguro de que el equipo, con este triunfo tan gris, se habría quitado un peso de encima por esa maldición fuera de casa.

Desde el palco hubieras sufrido; te lo aseguro. Porque te hubiera gustado ver a tu Sporting no pasar tantos apuros y, por ejemplo, rasear un poco más la pelota. Pero ya sabes que este equipo no da para eso. O al menos así lo consideran los que saben de esto. Así que en el viejo Nervión se apostó desde el primer minuto por balones largos y confiar en la velocidad de los de arriba. En la primera parte no les salió del todo mal. La segunda fue una auténtica agonía. Por lo menos esta vez el sufrimiento mereció la pena.

En el primer tiempo tu Sporting fue decantando la balanza progesivamente hacia la portería del Sevilla Atlético.  Protagonizó numerosas llegadas, botó ocho córners en la primera mitad (cuatro consecutivos) y a la media hora llegó el primer gol. El que tenía que llegar para poder dedicártelo. La jugada partió de la banda derecha, que al contrario de lo que suele ser habitual funcionó mejor que la izquierda. Carmona buscó a Jordi Calavera dentro del área y el lateral asistió en el segundo palo a Rubén García, que entraba en carrera y solo tuvo que empujar el esférico. Ese para ti hubiera sido fácil.

Tus chavales, esos que esta semana te han llorado y te han echado de menos en el día a día de Mareo, formaron una piña para recordarte. Te hubieras sonrojado, como lo estarás haciendo durante todo el fin de semana en cada partido en el que se te ha homenajeado. Pero este gesto, el de tus chicos señalando al cielo y mostrando el lema 'Siempre Quini', aunque te ruborizara, te habría hecho especial ilusion.

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Luego al equipo le entraron los miedos. Sabes que el fútbol es un estado de ánimo, además de una cuestión de calidad. Y conscientes de que tenían tan cerca la victoria para dedicártela, a los chavales les entró el tembleque. Se echaron atrás, cedieron totalmente la posesión de la pelota y fueron incapaces de salir de su propio campo. Desde el palco hubieras pegado varios botes, por ejemplo cuando Fede y Cristian González tuvieron el empate en sendos remates de cabeza al principio de la segunda parte, o al final del partido, cuando Curro tuvo dos ocasiones, una de ellas brillantemente detenida por Diego Mariño.

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Hubieras sufrido, Brujo, como lo hizo Baraja en el banquillo, intentando que su equipo fuera capaz de dar dos pases seguidos. Lo intentó con Hernán Santana, que modificó por un rato la dinámica del encuentro, provocando falta en cada balón que recibía. Pero como fue un espejismo, te habrías mordido las uñas hasta el último instante. Te hubieras asustado con el tremendo golpe que se llevó Álex Pérez en la cabeza. Pero habrías respirado cuando el árbitro pitó el final.

Y tras el partido, habrías dado una palmadita de ánimo a cada futbolista. Te habrías detenido con cada uno de los aficionados que viajaron a Sevilla y les hubieras recordado que esto es muy largo, que queda un mundo, pero que se ha dado un paso importante. Que el equipo es quinto, y que ha conseguido meterse de lleno en la lucha. Ni siquiera el ascenso directo es imposible: son cinco puntos de diferencia con el Rayo, aunque para eso haya que seguir encadenando muchas victorias. Partido a partido, dirías tú.

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Y habrías evitado el protagonismo. Pues si el homenaje de este domingo te ha parecido un exceso, espérate al de El Molinón del domingo. Porque aunque a veces jueguen horriblemente al fútbol, este equipo tiene que subir. Por ti. Por el más grande.