A Antonio Mezquita Mezquita
La opinión de Antonio Cepedello
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Hoy por Hoy Andújar (09/02/2018)
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Andújar
Devoto de La Morenita como el que más. Su inmensa fe en esta imagen aparece en las cartas que desde la cárcel enviaba a su esposa, donde le pedía a la Virgen de la Cabeza que protegiera a sus hijos. Era un alfarero de izquierdas que dedicó toda su vida a su familia y a la II República Española.
Por ello, el 11 de febrero de 1941, Antonio Mezquita Mezquita cayó fusilado en las paredes del cementerio de Jaén, tras pasar varios años preso sin enterarse nunca de qué le acusaron para condenarle a muerte.
Su historia la descubrí en los recuerdos atemorizados de su hijo menor, mi tío Enrique, al que de muy niño le quitaron sin ningún escrúpulo lo que más quería. Me contó que la última vez que le pudo ver fue cuando se lo llevaban a la cárcel de Burgos, y que se asustó porque tenía una larga barba blanca. Los que le custodiaban no le dejaron ni acercarse a él para darle un beso. No respetaron ni el deseo de un niño de despedirse de su padre. Qué canallas!
No olvidaré jamás lo que Antonio Mezquita escribió horas antes de ser asesinado, cuando la luna de ese día sangraba al filo de su guadaña. Le pidió a su compañero de celda que intentara que sus botas, su chaqueta y el resto de su ropa pudieran hacérselas llegar a su esposa, para que les sirvieran a sus hijos, que en ese invierno tiritaban de frío y miedo. Sufrieron después el destierro y tuvieron que irse de Andújar, para tragarse su inmensa pena en la intimidad, sin que nadie escuchara sus llantos de tristeza y rabia, en un olvido impuesto a golpes de palos y sangre.
Las creencias cristianas de este artesano de Andújar le llevaron también a encomendarse a Dios antes de ser fusilado. Decía en su última carta que se dirigía tranquilo hacia la muerte, porque sabía que lo iban a matar por luchar por lo que consideraba justo. Lo único que le seguía preocupando era el futuro de su familia. Volvía a aconsejar a su mujer sobre lo que consideraba más conveniente para la educación y el futuro de cada uno de sus nenes. Sus desvelos se iban por los más pequeños, Enrique, Manolo, Cuchi, Carmela y Eduardo, porque en los mayores, Antonio, Luis, Rosa, Fabián y Celestino, tenía una confianza total en que sacarían adelante al resto. Como así lo hicieron.
Ahora, que se cumplen 77 años de su asesinato a sangre fría, quiero dedicarle este humilde homenaje a Antonio Mezquita Mezquita, en nombre de todos los republicanos iliturgitanos e iliturgitanas que murieron sólo por sus ideas y por luchar por un futuro mejor para sus hijos y para todos nosotros.
¡Va por todos vosotros, camaradas!
- ANTONIO CEPEDELLO