El Desarrollo Urbano en Alcázar y la Teoría de la Cuarta laguna

Alcázar de San Juan

Completamos esta semana los “fastos” del Día de los Humedales con un pequeño repaso a lo que fue, es y puede ser la relación de Alcázar de San Juan con sus humedales más cercanos aprovechando el lema de este Día para 2018: “Humedales para un futuro urbano sostenible”. Precisamente esta semana hemos contado con alguien que tiene mucho que ver con la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado que se pretende proyectar en el municipio, el ex concejal de Medio Ambiente, Antonio Jesús García.

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¿Son los humedales el germen de Alcázar?

Desde la mítica ciudad de Alces, que parece que se instaló en el Alto de La Hidalga frente a la laguna del Salicor a modo de Mansio (una especie de parador oficial utilizado en las antiguas calzadas romanas), hasta el posible origen también romano del Barrio de Santa María en base a un terreno salitroso y unas zonas circundantes “inundables” nos hace pensar en el más que probable origen de Alcázar en base a la explotación de humedales. El diseño urbano del municipio hasta la llegada del ferrocarril y la tal vez fortuita “vuelta a los orígenes” completan la estrecha relación -a veces desconocida- con las llamadas “lagunas”.

¿Es posible hablar de la Teoría de la Cuarta Laguna?

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No somos pocos los que sustentamos esta posibilidad, la de que Alcázar fuese en su origen la cuarta laguna del Complejo Lagunar. El Barrio de Santa María, asentado sobre esos suelos salitrosos propios de los humedales manchegos, las aguas de los numerosos arroyos y escorrentías que convergen en una misma zona -El conocido como Praíllo en torno a la zona que actualmente ocupa la rotonda del flamenco y Plaza de Toros, además del antiguo arroyo de La Veguilla que se situaría en el actual Parque Alces- nos hacen pensar en esa hipótesis de la Cuarta Laguna. Los planos de mediados del siglo XIX de Alcázar de San Juan que se conservan en el Archivo Municipal nos pueden dar una pista: la expansión de los barrios siempre tendió a hacerse hacia el este y el noreste a partir de Santa María y una industria que se instala en el siglo XVI en Alcázar: la del salitre, con una fábrica que se instala alrededor de la actual calle Corredera y que ocupa la nada desdeñable cifra de 14.000 metros cuadrados. Esos terrenos, siempre atravesados por arroyos, constituyen ese límite en el desarrollo urbano de la ciudad y que pueden corresponderse con un espacio inundable que sería esa cuarta laguna, que cae en desuso presumiblemente por la gestión que la Orden de San Juan da a los terrenos cultivables y el regadío y no iría más allá de ese uso del salitre para la obtención de la pólvora.

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¿Cuándo se inicia la vuelta a los orígenes?

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Tal vez de manera fortuita. La llegada del ferrocarril a unos terrenos conocidos como “El Charcón” va a hacer que décadas después, en los años 20 del siglo pasado la actual Veguilla se utilizase como sumidero de aguas negras y escombrera hasta bien entrados los años 80. La expansión de Alcázar durante los años 60 hacia el Polígono de Descongestión y el propio Parque del Polígono, con la incorporación de barriadas con edificios de varias plantas, los propios institutos y el “Hospitalillo”, acercan a la ciudad hasta las olvidadas zonas húmedas. Y es entonces cuando se toman decisiones cruciales como la de recuperar La Veguilla y declarar Reserva Natural al denostado Complejo Lagunar. De forma tímida, Alcázar toma el pulso a sus humedales, comienzan a ser valorados y es cuando ya se pretenden incluir dentro de esas estrategias urbanas sostenibles.