"De mi padre me acuerdo muy bien, es raro el día que me acuesto y no me acuerdo de él"

Ciudad Real

A sus 90 años, Anselmo Capilla recuerda con emoción y mucha entereza el último día que vio con vida a su padre. Era un 3 de julio, Alfonso Capilla, natural de Chillón, se encontraba segando cuando fueron a por el. Le capturaron y esa misma noche le fusilaron. No hubo juicio, sólo un dedo acusador y después, silencio.

Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, pero es el tiempo el que también debe darle voz a los vencidos. Y eso es lo que ha hecho la diputación con el acto de desagravio a los 4000 represaliados de la provincia en la dictadura franquista. Una voz acallada durante más de 40 años.

La historia de Alfonso Capilla no se terminó ese 3 de julio, sólo acababa de comenzar: La viuda y los hijos, primero tuvieron que ser acogidos por la familia y con el tiempo pudieron salir adelante gracias al estraperlo. El silencio se mantuvo durante décadas y un buen día de 2012, gracias a la Ley de Memoria Histórica, desenterraron el cuerpo de Alfonso. Se encontraba en una fosa junto a otros 8 fusilados, se les llamó "Los 9 de El Contadero".

Sentado sobre su andador, al sol de invierno y tras el acto de la Diputación de Ciudad real, Anselmo Capilla nos ha contado la historia de su padre, sin palabrotas, se lo había pedido su hija, y con la serenidad que da la sensación de terminar un camino que había comenzado hace mucho tiempo. Para finalizar una foto con toda su familia frente al palacio de la institución que ha recordado a los olvidados durante tanto tiempo.