'Vivir en Los Marines'
Patricia Chapela es historiadora. Escritora. Responsable la empresa de turismo cutlural A Cielo Abierto. Patrimonio, Turismo y Desarrollo.
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Cadena Ser
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Huelva
Vivir en Los Marines
Aun no me he ido, y ya he pensado cómo será la vuelta. Los avatares de la vida laboral, o de eso que llamamos destino me han traído hasta aquí —Los Marines—en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva). Mi estancia será breve, pero lo suficiente para llenarme las alforjas de un tiempo rico en matices, olores y sonidos. La vuelta a casa, en Huelva capital, será contradictoria; lo preveo. Por un lado, jalona el reencuentro con los míos. Por otro, volver a la monotonía es, en parte, placentero. Los cambios siempre originan un caos difícil de solventar en un primer momento. Pero, no me cabe duda, que es justamente ese caos el que nos permite crecer. Cuando leí la frase haz todos los días algo que temas me quedé largo rato pensando en ella; en su moralina o moraleja y, he aquí, que con la soledad elegida me he enfrentado a ese miedo primigenio de estar en una tierra ajena. Llegué sin conocer a nadie, y nadie me conocía. Con el paso de los días, he comprendido que cualquier territorio es lugar cuando se ve con los ojos abiertos, ávidos de respuestas y de comprensión. Este terruño serrano se ha convertido en una cuna. Ha espantando días grises y me ha ofrecido una nueva paleta. Llevaré de mi estancia: personas, rincones e historias. En el tímpano, el tintineo de las campanas de la iglesia que marcan las horas o fragmentan el día en soliloquios como instantes eternos. En mi olfato, el olor del bosque en la mañana, cuando aun guardan la humedad las hojas que alfombran los caminos. En la memoria, la niebla matutina que aguarda el instante para presentar al pueblo que surge como un manantial de la montaña. En la retina, la hora vespertina que emborrona las siluetas de su gente labriega atada a la tierra.
Sí, lo preveo, mi vuelta será contradictoria.