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Cuenca, Jacinto Benavente, el Teatro Cervantes y una postal con 10.000 palabras

El recuerdo de un homenaje a Jacinto Benavente celebrado en Cuenca en 1931 nos sirve para conocer cómo era la ciudad en aquellos años, qué pasó con el Teatro Cervantes y cómo un conquense batió el record de escritura en miniatura

El alcalde de Cuenca, Juan Ramón de Luz, el director de la revista 'Magister' Augusto Martínez de Castro y el colaborador Basiliso Martínez Pérez, junto a actores y aficionados que formaron parte del homenje a Jacinto Benavente celebrado en el Teatro Cerv / Revista Magister

El alcalde de Cuenca, Juan Ramón de Luz, el director de la revista 'Magister' Augusto Martínez de Castro y el colaborador Basiliso Martínez Pérez, junto a actores y aficionados que formaron parte del homenje a Jacinto Benavente celebrado en el Teatro Cerv

Cuenca

Cuenca recuerda actualmente a Jacinto Benavente, premio Nobel de Literatura de 1922, con una calle junto al Paseo de San Antonio, pero ya en 1931 se le rindió un homenaje en un acto multitudinario en el desaparecido Teatro Cervantes de la capital. Lo organizó la revista “Magister”, en nombre de los maestros de la provincia de Cuenca.

En esta primera semana de enero del recién estrenado 2018, en ‘Páginas de mi Desván’, José Vicente Ávila nos propone recordar en Hoy por Hoy Cuenca aquel acto de tanto simbolismo hacia la figura de uno de los más grandes personajes de la Literatura española.

Cuenca, Jacinto Benavente, el Teatro Cervantes y una postal con 10.000 palabras

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Jacinto Benavente

Jacinto Benavente nació en Madrid el 12 de agosto de 1866 y falleció en Galapagar el 14 de julio de 1954, tras cumplir 87 años de edad.

Jacinto Benavente.

Jacinto Benavente. / Frases

Jacinto Benavente.

Jacinto Benavente. / Frases

Cuando aquel 7 de enero de 1931 se le rindió el homenaje en Cuenca, propiciado por el gremio de la enseñanza, Benavente era ya un personaje a nivel mundial, pues en 1922 había obtenido el Premio Nobel de Literatura, el segundo escritor español que lo ganaba, ya que en 1904 había sido distinguido con ese galardón de las letras José Echegaray, y hasta 1956 no lo ganaría Juan Ramón Jiménez.

Como dramaturgo, periodista y escritor su obra pasa de los 170 títulos, y entre los más representados figuran “Los intereses creados”, “La malquerida” o “Señora ama”. Incluso llegó a ser diputado en 1918, hace un siglo, recibiendo ya con 80 años la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.

El homenaje en Cuenca

En ese año de 1931 la Confederación Nacional de Maestros Españoles realizó numerosos actos en toda España para lograr fondos con el fin de erigir un monumento a Jacinto Benavente en Madrid, que finalmente no se instalaría hasta los años 50 y que sigue ubicado en el parque del Retiro. El de Cuenca fue uno de los primeros actos celebrados y de ello se encargó la publicación “Magister”, que se editaba en Cuenca, revista profesional de Primera Enseñanza, que dirigía Augusto Martínez de Castro, que era el altavoz del profesorado y magisterio conquense, que salió a la luz entre los años 1930 a 1935. El 6 de enero publicó una edición especial sobre Jacinto Benavente, con una gran fotografía en su portada. Hubo otras revistas en Cuenca editadas por el mundo de la enseñanza como “El Maestro”, “El Maestro Moderno”, El Magisterio Conquense” y “El Magisterio Castellano”, lo que indica la inquietud que existía en torno a las publicaciones, además de los semanarios generalistas y un diario.

Revista &#039;Magister&#039;.

Revista 'Magister'. / Archivo de José Vicente Ávila.

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Revista 'Magister'. / Archivo de José Vicente Ávila.

El acto de homenaje resultó todo un éxito, pues se llenó el Teatro Cervantes, que se encontraba en el lugar donde hoy está situado el deteriorado edificio de los sindicatos, en la calle Juan Correcher.

A pesar de la gran participación en el acto, la revista “Magister” lanzaba algún cañamón a quienes habían hecho mutis por el foro, sin colaborar con el propósito del homenaje, que era recaudar fondos para el monumento: “Lo que sí queremos subrayar, porque esto interesa a los maestros, es que el Teatro se vio muy concurrido; que personas ajenas por completo al campo de la enseñanza nos ayudaron material y moralmente con un desinterés digno de todo encomio, y, por qué no decirlo, que otras en cambio, obligadas a prestar su ayuda por el cargo que desempeñan y porque, aunque no lo quieran, son maestros como los demás, y nada más que eso, se comportaron de manera a nuestro entender poco digna; que seis pesetas, cuando se disfruta de un sueldo de diez u once mil, es bien poca cosa en la economía y mucho para juzgar el espíritu de clase en cada uno de nosotros”. Claro, que aún entonces se decía aquello de “ganas menos que un maestro de escuela”.

El Teatro Cervantes

Como tantas cosas desaparecidas en Cuenca, el Teatro Cervantes, como ha pasado con el fantasma del Teatro Cine Xúcar, pese a que su edificio siga en pie, supuso un mazazo para la vida cultural conquense, aunque con el Teatro Auditorio se ha podido restañar aquel vacío teatral en el tiempo.

Teatro Cervantes de Cuenca.

Teatro Cervantes de Cuenca. / Archivo José Vicente Ávila

Teatro Cervantes de Cuenca.

Teatro Cervantes de Cuenca. / Archivo José Vicente Ávila

Pero como hablamos de enero de 1931, y del Teatro Cervantes con ese acto de homenaje a Benavente, hay que situarse en el contexto de aquellos años de finales de los veinte y principio de los treinta, en los que Cuenca ofrecía un futuro prometedor. Ya hemos referido en otros programas que en 1935 la provincia de Cuenca llegó a contar con 309.000 habitantes.

Tenemos que imaginarnos aquella ciudad de 1931, con el Teatro Cervantes inaugurado seis años antes, y en todo su esplendor; y al lado edificios como el Hotel Iberia, antes Hotel Moya, y el Banco Zaragozano que le daban categoría a la ciudad; el hermoso edificio de la calle del Agua esquina a la de Hermanos Valdés; el Banco de España, la delegación de Hacienda, la Casa Caballer, el Palacio Provincial de la Diputación y la iglesia de San Francisco, con su cercano Teatro-Cine Ideal Artístico, e incluso la coqueta plaza de Toros. Una ciudad de ensueño.

Tras la guerra incivil, a los pocos años, aquel señero edificio, el del viejo Teatro Cervantes, fue derribado cuando alcanzaba solera, en esos años en los que la Corporación municipal de turno utilizó la piqueta para destruir en lugar de buscar la solución de la rehabilitación para edificios con solera. Y el Teatro Cervantes lo era con su historia de cine, comedia y arte de Talía.

La calle Jacinto Benavente

Desde hace 67 años Benavente tiene una calle en Cuenca, que comunica el Paseo de San Antonio con la calle Álvaro de Luna. Según recoge José Luis Muñoz en su “Diccionario de andar por casa”, el Ayuntamiento de Cuenca acordó dar el nombre de esa calle por acuerdo municipal del 29 de noviembre de 1950, y en esa misma sesión también se puso el nombre de Álvaro de Luna a la calle inmediata, conocida antiguamente como calle del Frontón. No podemos olvidar que Benavente falleció en 1954 y por tanto era uno de los pocos personajes vivos entonces a los que se les dio calle, cosa muy poco frecuente entonces. Y ya que hemos citado el año 1954, podemos apuntar que Cuenca aún pondría su paisaje ese año para el rodaje de la película “Señora ama”, basada en el texto de Jacinto Benavente. Dolores del Río y José Suárez fueron los principales protagonistas de ese largometraje, pernoctando ambos los días de rodaje en Cuenca en la Posada de San José, que acababa de abrir Fidel García Berlanga, hermano del director de cine Luis.

Cuenca en los años 30

Esos días el Bar La Terraza de la Plaza de Cánovas se llenaba para ver “a las artistas”, saliendo al paso, en la prensa, su dueña, la artista Conchita Taberner, de que no se trataba de un cabaret, sino de un café-concierto con escenario, donde cantan y bailan al son del piano guapas canzonetistas como Purita Wilde y Encarnita “la Unamuno”.

La señora Martina, esposa de Luis, abría su primer bar moderno en la calle Doctor Chirino con gran éxito (luego lo haría en Carretería).

10.000 palabras en una postal

La noticia más comentada aquellos días en “La Voz de Cuenca” era que el joven conquense David Martínez, empleado de la Sociedad Constructora del Ferrocarril Cuenca-Utiel, establecida en Cuenca, había batido el récord en caligrafía miniaturista.

En su primera hazaña caligráfica había escrito 6.414 palabras en una postal ordinaria de Correos, que fue superada por un señor de Oviedo que había escrito en la misma superficie de papel 8.100; el récord lo batió al escribir en otra postal similar los cinco primeros capítulos de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, titulados “El 19 de marzo y el 2 de mayo”, con un total de 10.030 palabras. Y aún comentó que en los claros que dejó para que el texto resultase más legible podía haber metido quinientas palabras más.

 
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