Ruido en 2017
A Coruña
Hace tiempo que callarse no es una opción. Más habitual es, en cambio, hablar para no decir nada. Desconocidos expertos señalan la importancia de emitir las palabras vacías a un volumen mayor que los discursos bien zurcidos. La nada hay que gritarla. Por eso un silencio móvil es una tragedia absoluta.
Hay tragedias tan perfectas, tan amargas en su ejecución y alcance, que apenas han sufrido modificaciones con el paso del tiempo, como un barco que se hunde o un avión que se cae. Dios no ha tenido que actualizarlas; pero la modernidad vive en una inmediatez y renovación tan intensas que era inevitable añadir otras tormentas a nuestros temores.
Las casi 24 horas que los usuarios de R vivimos desconectados fueron para muchos eternas. Es curioso, porque el tiempo es una de las magnitudes más relativas. Un año, de hecho, puede durar poquísimo y seguir llamándose año, sobre todo con esa tendencia que tienen a encogerse a medida que los acumulas. Este, por ejemplo, se termina sin que quede del todo claro si había empezado. A punto hemos estado de concluirlo sin gobierno central y desde luego va a morir sin presupuesto municipal. Los años son así, pueden tener días o hechos y siempre pasan sin avisar.
Cuando esta noche vuelva el móvil al colapso, y la avalancha de chistes y sentidas cadenas de amor que viajan de agenda en agenda vayan a parar al limbo de las cosas que nunca dijimos, no te preocupes. Recuerda que todo sucede muy rápido y que siempre nos quedarán las campanas y los brindis y las felicitaciones en persona y la gente borracha. Antes de que volvamos a encontrarnos aquí, escuchemos un rato el mundo y contribuyamos, si hay que hacer ruido, a que sea el mejor posible.
FELIZ 2017