Carlos Ibañez: “Desde pequeño quise ser turronero”
Conocemos el mapa de la ciudad de este turronero de 24 años, sexta generación al frente de Casa Mira, la única turronería de Madrid
Mónica Ovejero
Desde principios de noviembre empiezan a aparecer por todo Madrid señales de que se acerca la Navidad: las calles principales son invadidas por luces y árboles navideños, las Doras Exploradoras y Bobs Esponjas de la Puerta del Sol se convierten en Papás Noel o en Olafs (el muñeco de nieve de Frozen) y cada mañana empiezan a aparecer las colas frente al número 30 de la Carrera de San Gerónimo.
Allí está la Casa de Turrones Mira, que lleva desde mediados del siglo XIX fabricando algunos de los mejores turrones de España. Hoy nos ha acompañado en A Vivir Madrid Carlos Ibánez, sexta generación de la familia Mira, que con sólo 24 años está ahora al frente de la tienda.
A Vivir Madrid | El Madrid de Carlos Ibañez
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El fundador de Casa Mira, Don Luis Mira dejó su pueblo, Jijona, para vender turrón en Madrid. Salió de allí con un carro tirado por burros y “tardó dos años en llegar Madrid, porque en el camino iba vendiendo todo el turrón que tenía y tenía que volver a por más”, relata Carlos. Cuando logró llegar, se instaló primero en la Plaza Mayor, pero en 1855 cambió estableció el negocio en la ubicación actual.
Esta mañana hemos conocido el mapa de Madrid de este turronero cuya tienda forma parte del Madrid de muchos. Desde pequeño, Carlos tenía claro que algún día se haría cargo del negocio familiar. “A mí me dejaron claro que era mi decisión seguir con la tienda, pero a mí me encantaba y decidí continuar”, afirma Carlos. A partir de los dieciocho años, su padre y su abuela le instruyeron, revelándole los secretos del éxito de Casa Mira.
Llevan casi 175 años utilizando la misma receta para elaborar uno de los turrones de Jijona y Alicante más famosos de toda España y siguen manteniendo la elaboración tradicional. Pero no es la única cosa que se mantiene inmutable al paso del tiempo en Casa Mira: el local conserva la estética del siglo XIX.
Además, en la tienda cuelga un cartel que dice: “proveedores de la Casa Real”, título que les fue concedido durante el reinado de Isabel II. A día de hoy aún mantienen la tradición de enviar dulces a los reyes.
