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Día de fiesta

A Coruña

El próximo 6 de diciembre es un día de fiesta. Sí, es el aniversario de nuestra empolvada carta magna, que a todas luces necesita trabajos de reforma, pero eso a mí no me incumbe. Digo que próximo martes es un día grande porque los aficionados al baloncesto en la ciudad de A Coruña estamos de enhorabuena, ya que el Leyma Coruña recibe, un año más, la visita del Cafés Candelas Breogán en lo que ya se ha convertido en un clásico. Viviremos un nuevo derbi en Riazor, uno de esos partidos en los que la afición de uno y otro equipo se vuelca y acude en masa al pabellón herculino para dar calor y color a la grada y para que en cada rincón de la ciudad (una vez al año no hace daño) se respire baloncesto.

Se enfrentan, en partido aplazado de la jornada 12, dos equipos que luchan por ocupar los puestos altos de la tabla clasificatoria, dos equipos que practican un baloncesto de muchos quilates, un baloncesto caracterizado por encima de todo por la velocidad, la verticalidad y la primacía del juego ofensivo. No en vano, el equipo lucense es el equipo más anotador de la categoría y ha superado ya la barrera de los cien puntos anotados un par de veces esta temporada.

El nuevo e ilusionante Cafés Candelas Breogán lleva la firma de Natxo Lezkano, entrenador experto, entrenador de carácter, carácter que ha sabido imprimir al juego de su equipo en el parqué en este inicio de temporada.

Pero estaremos todos de acuerdo que, si bien el entrenador es un factor importantísimo, las estrellas visten de corto y demuestran sus habilidades en la cancha. Y este Breo tiene una pléyade de grandes jugadores (sobre todo en el perímetro) que brillan con luz propia, dejando en leve luminosidad el fulgor de la Vía Láctea.

Comparten el puesto de base Josep Franch y Juan “Lobito” Fernández, dos jugadores que prometían comerse el mundo en sus orígenes pero a los que el destino les tenía reservado otro camino. Franch deambuló por varios equipos de la Liga Endesa sin llegar a encontrar un lugar en el que sentirse cómodo, sin despuntar, recalando el pasado curso en Melilla, donde demostró ser uno de los mejores bases de la LEB Oro. El Lobito Fernández, por su parte, exhibió un enorme potencial en su paso por el baloncesto universitario estadounidense, llegó a vestirse la albiceleste y jugó en la LEGA italiana dejando pinceladas de enorme talento pero nunca llegó a explotar. Ahora, en Lugo, una vez superado el necesario período de adaptación (sobre todo de adaptación al arbitraje), intenta desplegar su mejor baloncesto y, de este modo, regresar a la élite. El primer paso consiste en ascender a la liga ACB con el equipo lucense y parece que no van por mal encaminados.

El juego exterior del Cafés Candelas Breogán es, como decía, uno de los más potentes de esta competición. A dos bases de primer nivel se une un quinteto de aleros que combina experiencia y juventud , veteranía y descaro, físico y talento.

Rafa Huertas, Salva Arco y Jorge Romero son jugadores con amplia trayectoria en la LEB Oro. Huertas y Arco son jugadores con dotes de líder. Huertas tiene un perfil más defensivo y generador de juego, Arco es un anotador puro. Romero, por su parte, llegó con el curso iniciado para cubrir problemas físicos de sus compañeros. Como sucedía con Franch o Fernández, el canario también iba para estrella pero no se dieron las circunstancias para que se pudiera consolidar en la élite (quizá el exceso de buena prensa no le hizo un favor). Ahora lleva varios años con la condición de temporero, ayudando con trabajo y aire fresco al equipo que reclama sus servicios.

Completan el juego exterior del Breogán el escolta lucense Sergi Quintela y el alero danés Jonathan Gilling. El primero, después de formarse en la cantera del equipo de su ciudad, pasó dos temporadas en Cambados donde el último año fue uno de los jugadores más destacados de la LEB Plata. Quintela es la imagen del desparpajo, un jugador que sabe que sus oportunidades dentro de un grupo de jugadores tan experto y competitivo pasan por ofrecer algo diferente al juego del conjunto lucense. Gilling, por su parte, es un jugador joven con experiencia internacional, un alero alto que puede alternar las posiciones de tres y de cuatro y que dispone de instinto asesino de cara al aro rival.

El juego interior del Cafés Candelas Breogán, sin ser tan descollante como el perimetral, destaca por su polivalencia. Michael Fakuade recaló en la ciudad de la Muralla Romana después de agotar sus opciones de firmar con un equipo de superior categoría. Se trata de un cuatro muy potente que, por sus características, puede hacer mucho daño al juego interior del Leyma. Fakuade es duro en defensa, intenso, excelente reboteador y posee un abanico de recursos ofensivos que van desde el pick and roll hasta el lanzamiento de larga distancia.

Da respiro al nigeriano Iván Cruz , ala pívot madrileño formado en los Estados Unidos de América. Cruz está siendo una de las revelaciones de la temporada. Su engarce en el conjunto lucense ha sido prácticamente perfecto y ha aportado desde el primer día. Cruz es un jugador con amplio rango de tiro que también sabe fajarse en la zona para defender y capturar rechaces.

El británico Aaron Geramipoor, techo del equipo, y el estadounidense Matt Stainbrook forman una pareja de cincos muy diferentes y complementarios. Geramipoor es un animal de la zona, un jugador un tanto tosco pero efectivo, un jugador que no necesita el balón para ser útil para el equipo. Stainbrook, por su parte, llegó a Lugo con la temporada empezada cumpliendo el deseo de la parroquia celeste. El de Ohio es un jugador con mucho carisma, un pívot inteligente con muy buenos movimientos de espaldas al aro y una gran visión de juego, si bien aún se está aclimatando a un nuevo país y a un nuevo baloncesto.

No sé vosotros pero yo estoy deseando que llegue el día del derbi, digo de la Constitución. Tengo ganas de ver si este nuevo Cafés Candelas Breogán será capaz de superar los embelecos y arterías que a buen seguro les tendrá preparados Tito Díaz, que tan bien nos tiene acostumbrados siempre que nos enfrentamos con uno de sus amores del pasado.

Naranja y azul celeste, una combinación de colores que luce más sobre las gradas y el parqué que sobre nuestras carnes. Así que ya sabéis, poneos guapos, vestíos vuestras mejores galas, tomaos un chocolate con churros antes del encuentro, si queréis. El martes tenemos derbi en Riazor, el martes es día de fiesta.

 
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