El Ángel de la Guarda
El comentario de Juan Francisco Rojo
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Palencia
Si el viernes pasado hablaba del “Tonto de la rotonda”, hoy es el turno del “Ángel de la Guarda”. La constatación de que la esperanza en el ser humano no se debe perder.
La noticia saltaba el pasado jueves, Un Guardia Civil fuera de servicio, luego conocíamos que se llama Jorge Calvo, salvaba la vida de un niño que había entrado en parada cardiorrespiratoria en un colegio de la capital palentina.
Sin ánimo de ser amarillistas, podemos imaginar la escena. Una abuela y una madre desesperadas, gritando porque el pequeño no reaccionaba. La profesionalidad del Guardia Civil, que estaba de vacaciones, le llevó a hacer lo que conoce al dedillo como excelente profesional que es. Tumbó al menor y procedió a realizar la reanimación cardiopulmonar con dos insuflaciones, alternando con 30 comprensiones. Y obró el milagro. Lo logró. Consiguió revertir el estado cianótico en el que se encontraba el pequeño que respiró de forma espontánea.
Aquel jueves para los servicios informativos de Radio Palencia ninguna noticia fue más importante que esta. Ni la promoción de Palencia en Intur, ni las reivindicaciones estudiantiles, ni otras noticias que antes parecían relevantes y que se agolpaban minuto a minuto. Mucho menos las de los políticos que siempre reclaman las portadas. Nada es más importante que salvar una vida; sobre todo cuando esa vida es la de un niño de dos años. Y que quieren que les diga. Yo, que critico tanto a los imbéciles que se dedican a deteriorar la ciudad con sus actos vandálicos, yo que cargué las tintas contra el tonto que hace trompos en una rotonda, siento cómo me reconcilio con el ser humano.
El Guardia Civil de nuestra historia, Jorge, destinado desde 2001 en el puesto de Amusco, recibió la felicitación de padres y familiares que habían acudido al colegio a recoger a los menores que finalizaban su jornada escolar. Fue felicitado por los miembros de la comunidad educativa. Y como especificaba la información que se difundía desde la benemérita, gracias a la templanza y el buen hacer de este ángel de la guarda, el menor superó la parada.
Por esto sí que merece la pena salir en las noticias. Aunque te sientas abrumado por suscitar tanta atención mediática. No porque te has saltado las normas de tráfico o te has dedicado a quemar contenedores como un vándalo o te han tenido que atender por un coma etílico. Gracias, Jorge y enhorabuena por tu acción. Seguro que tú dirás que te limitaste a hacer lo normal cuando un profesional como tú se enfrenta a una situación como esta. Pero tú, no eres normal. Eres un ángel de la guarda.
Dicho esto. Un matiz: debería ser obligatorio para todos los ciudadanos aprender esta maniobra de reanimación que tantas vidas puede salvar. Todos deberíamos saber cómo reaccionar ante una situación como la relatada. Porque no siempre tenemos cerca a ese ángel de la guarda.