Mensajes ocultos en los anuncios de juguetes
El comentario de Ana Mellado
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Palencia
No voy a hablar de la Navidad, demasiado pronto para mi gusto, a pesar de que ya estamos hartos de ver turrones en los supermercados y ahora para rematar, las luces en la calle y el árbol casi listos. No, pero no puedo evitar fijarme en esos prolegómenos que a modo de bombardeo nos preparan para lo que está por venir, los anuncios de juguetes.
Hay de todo y no todo bueno. Yo que llevo ya muchos días tragándome una batería tras otra de estos spots he tenido tiempo para darme cuenta de que, salvo excepciones, no me gustan los mensajes que se lanzan a los más pequeños.
Los hay, por ejemplo, inofensivos pero cansinos por la enorme cantidad de ellos que utilizan un manido argumento, los anuncios en los que bebés, perros y hasta osos panda eructan o se tiran pedos. Debe ser para captar a ese sector de la población infantil que se parte de risa con el tema escatológico (es decir, la totalidad de los niños).
En otra línea está un anuncio que promociona un juguete que da tartazos en la cara. Un niño juega con un adulto que podría ser su abuelo y termina dándole una patada cuando éste se ríe del resultado. Un gran ejemplo para los pequeños claro que sí.
Luego están los de mascotas, hay uno que ha llamado especialmente mi atención. Una niña juega con su perrito de peluche mientras sus padres aparecen detrás sentados en el sofá con un perro real. En serio, a los publicistas les debió parecer muy normal que la niña prefiera ver saltar a un muñeco en vez de jugar con su amigo de carne y hueso.
Y el capítulo más amplio se lo llevan sin duda los anuncios que se empeñan en fomentar estereotipos sexistas. Si hay que anunciar un muñeco en su cunita siempre aparecerá una niña con mensajes como “serás la mejor mamá”. Claro, los papás no acuestan a sus hijos. Y tampoco deben cocinar o ir a la compra, así como las mujeres no podemos fantasear con conducir a toda velocidad por una pista llena de loopings trepidantes. Vamos, que siguen inculcando a los niños que tienen que ser competitivos, fuertes y hasta violentos y a las niñas que deben ser madres, perfectas amas de casa y por supuesto estar siempre muy guapas.
Sí que es cierto que se han hecho algunos avances. No son nuevas las críticas a empresas jugueteras y publicistas que algo deben haber calado, pero algunas reacciones me suenan más a lavado de cara cutre que otra cosa.
Como en los anuncios de una conocida muñeca de medidas corporales imposibles que ahora incluyen como mensaje final un sonoro “tú puedes ser lo que quieras”. U otro de experimentos para niñas muy chic que dice “lo guay es ser inteligente”. No creo que sean necesarias este tipo de aclaraciones, me conformaría con que de manera natural niños y niñas protagonizaran campañas de figuras de acción, muñecas, cocinitas o construcciones indistintamente. A partir de ahí, que cada uno escoja el rol que quiera interpretar.
Por cierto, que los destinatarios de todos estos anuncios, los niños, son muy listos y los más observadores hacen preguntas cuando algo les chirría… Así que padres y madres, preparémonos, se avecinan días de dar algunas explicaciones.