Primeros brotes verdes
El Sporting consigue un sufrido empate ante el segundo clasificado del campeonato y mejora moderadamente su nivel de juego
Gijón
El Sporting necesita ganar partidos como el comer, pero algunos empates resultan jugosos. Es el caso del 1-1 frente al Sevilla. Por el nivel del rival, por el sufrimiento durante el partido y por ser capaz de reponerse del gol encajado en los primeros minutos, el punto tiene su valor. Y el juego, sin ser maravilloso, fue aceptable en algunas fases del partido. Al menos el Sporting recuperó la competitividad. Si a eso sumamos que, al menos temporalmente, el resultado le sirvió al equipo para salir del descenso, la mañana futbolera puede considerarse moderadamente aceptable.
- FICHA TÉCNICA
Sin duda, es un empate mucho más valorable que el anterior en Granada. Esta vez el Sporting puso algo de fútbol sobre el terreno de juego. Y lo hizo ante un rival que llegaba a Gijón pletórico, después de cinco victorias consecutivas (tres en Liga y dos en Champions) y que de ganar en El Molinón se hubiera situado líder del campeonato, firmando el mejor inicio de temporada de su historia. Frenar a un rival así sería algo muy aplaudido, de no ser por la necesidad imperiosa con la que llegaba el Sporting al haber dejado pasar oportunidades mejores para ganar.
Abelardo acabó apostando por el once que había mostrado el viernes. Era noticia la primera titularidad de Roberto Canella, que completó un buen partido. Tuvo que esmerarse en defensa, ante el buen hacer de Mariano (el mejor del Sevilla), pero cumplió en esa faceta y aportó en ataque, sirviendo por ejemplo el gol del Sporting con una gran asistencia a Moi Gómez.
Isma López adelantó su posición para buscar más equilibrio en la banda izquierda, volvieron al once Amorebieta y Nacho Cases y Abelardo apostó por dos delanteros poderosos físicamente, como Viguera y Çop, que estuvieron muy participativos pero nada acertados en el remate.
Susto y reacción
La mañana empezó con un mazazo que hacía temer lo peor. No habían transcurrido ni cinco minutos de partido cuando Sergio Rico sacó largo, Ben Yeder prolongó de cabeza y eso sirvió para que Vietto se plantara ante Cuéllar y le batiera con un toque sutil. El Molinón y el Sporting acusaron el golpe, pero durante poco tiempo. Borja Viguera pudo empatar poco minutos después, perdonando incomprensiblemente una clara ocasión de gol.
A la segunda, no se perdonó. Roberto Canella sirvió un gran balón a Moi Gómez, que recibió solo en la frontal del área e hizo lo que tanto veces se reclama a los jugadores del Sporting: pegarle con el alma. El gol rojiblanco animó el partido, que se convirtió en un correcalles. Casi al instante, 'El Mudo' Vázquez tuvo una gran ocasión para el Sevilla, pero estrelló el balón en el larguero. Era un encuentro entretenido, que estropeaba el árbitro Iglesias Villanueva al sancionar cada falta con una amarilla.
La segunda parte fue de mayor dominio sevillista, con constantes llegadas al área de Cuéllar, pero sin muchas ocasiones claras. La más meridiana casi llegó por casualidad, con un rebote que tras golpear en el cuerpo de Mercado pegó en el palo. El balón parado volvió a ser una pesadilla para el Sporting, que estaba muy atrás y le costaba demasiado salir. Era un mezcla de empuje del rival y de temor a perder lo conseguido. Finalmente, el botín de un punto se quedó en casa. No es el mayor tesoro jamás encontrado, pero tiene su valor. Este punto, a diferencia del de Granada, sí puede servir para crecer.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...