De cuando la catedral de Cuenca empezó a ser famosa en toda España
¿Cuándo empezó a ser conocida en España la catedral de Cuenca? Poco antes del hundimiento de su torre y de la restauración de la fachada. Lo contamos en ‘Páginas de mi desván’
Vistas de la catedral de Cuenca desde la hoz del Huécar en 1870. / Biblioteca Nacional
Cuenca
En este programa de ‘Páginas de mi Desván’, José Vicente Ávila nos explica detalles sobre las primeras publicaciones en prensa referidas a la Catedral de Cuenca, como de los primeros grabados que se publicaron en diferentes libros, en algunos casos muy similares.
De cuando la catedral de Cuenca empezó a ser famosa
27:55
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1476201207_168076/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Catedral de Cuenca en 1890. / Herraiz
Catedral de Cuenca en 1890. / Herraiz
La exposición La Poética de la Libertad, que se puede contemplar en la Catedral de Cuenca, está dando a conocer a todo el mundo la amplia riqueza arquitectónica y artística que ofrece el primer templo conquense, avalado por una renovada iluminación y por el fulgor de sus vidrieras contemporáneas. Hay que tener en cuenta, que la Catedral de Cuenca era un monumento casi desconocido a finales del siglo XIX y el hundimiento de la Torre del Giraldo, el 13 de abril de 1902, sirvió circunstancialmente para que se diese a conocer a través de la prensa de la época y para que además fuese declarada Monumento Nacional, cuatro meses después de la catástrofe.
Grabado del interior de la catedral de Cuenca en 1853.
Grabado del interior de la catedral de Cuenca en 1853.
El primer gran artículo publicado sobre la catedral de Cuenca vio la luz en la prestigiosa revista semanal “La Ilustración Española y Americana”, del 8 de octubre de 1900. Era el número 37, que constaba de 16 páginas. El artículo titulado “La Catedral de Cuenca” (de cuatro páginas) lleva la firma de Vicente Lampérez y Romea (arquitecto), que sería precisamente, tras el hundimiento de la Torre dos años después, quien hiciese el proyecto y dirigiese las obras de reconstrucción a partir del 28 septiembre de 1910, fecha en la que se colocó la primera piedra de la fachada que iba a restaurar, o mejor dicho a reconstruir, haciendo su propia portada.
Grabado de la catedral de Cuenca en 1869.
Grabado de la catedral de Cuenca en 1869.
El texto de Vicente Lampérez, en esta revista tan importante, comenzaba así: “Formando digno cortejo a las grandes catedrales de Santiago, León, Burgos, Toledo y Sevilla, hay en España un cierto número de iglesias mayores, cuya importancia en la arqueología nacional corre pareja con el olvido en que yacen. Basta citar un ejemplo: la Catedral de Cuenca. ¿Quién se ha ocupado de ella con el interés que merece tal monumento, verdadero museo de todas las artes del diseño?”
Grabado del interior de la catedral de Cuenca en 1886.
Grabado del interior de la catedral de Cuenca en 1886.
Tanto impactó a Vicente Lampérez la primera visión de la Catedral, cuya torre altiva dominando la hoz se divisaba desde Cabrejas, que escribía: “Sólo como casos excepcionales puede citarse algún escrito que trate de la iglesia de Cuenca, y aún ese más se refiere a los agregados que al conjunto del edificio. Así es que su vista produce en el verdadero amante de las bellezas arquitectónicas algo así como el efecto causado en los acompañantes de Colón por las playas recién descubiertas del Nuevo Mundo”.
Portada del diario ABC del 22 de diciembre de 1903.
Portada del diario ABC del 22 de diciembre de 1903.
Tras hacer un amplio recorrido literario sobre el estudio y estilo arquitectónico de la Catedral, con las influencias artísticas de varios siglos, Lampérez concluía su extenso y documentado artículo: “Mas si cansado, que no harto, de tanto admirar, busca el viajero descanso en la contemplación de la Naturaleza, descienda a la Hoz del Huécar, y todavía desde allí le ofrecerá la Catedral de Cuenca perspectivas deleitables, apareciéndosele enriscada a enorme altura sobre ingentes peñascos, cual si la tierra alzase hacia el trono de Dios tantas obras de arte en su amor inspiradas”.
