La Boda Roja
A Coruña
Hace una semana estábamos hablando de la mayoría absoluta de Feijoo y la de cosas que han pasado en tan pocos días en el bando socialista. Bueno, bando socialista que a su vez se ha dividido en dos bandos enfrentados en un Juego de Tronos interno divertidísimo, por llamarlo de alguna manera.
Al Comité Federal del PSOE de este fin de semana le han puesto multitud de nombres. Uno de los más divertidos ha sido el de Boda Roja, en alusión a uno de los capítulos más famosos de Juego de Tronos, en el que miembros de familias afines acaban con el rey del norte y sus allegados a puerta cerrada.
Todo muy rojo. Rojo socialista, rojo sangre, rojo como cuando se te suben los colores con el bochorno, rojo como cuando se te ponen los ojos rojos de llorar (o de reír según seas socialista o de algún bando contrario), rojo como el infierno y rojo como una tarjeta roja que le han sacado a Pedro Sánchez que ha dimitido rojo de ira. Penalti y expulsión.
Ahora nos queda esperar a ver qué consecuencias tiene todo este tinglado de cara a las terceras elecciones, que pueden caernos encima allá por el 18 de diciembre. Para los gallegos serán nuestras cuartas elecciones en un año y como somos un pueblo que se adapta a las circunstancias, diremos: pues si tienen que venir, que vengan.
Y si no hay terceras elecciones, la alternativa es que gobierne Rajoy, que da la impresión de que lleva en funciones toda la vida. Un gobierno en funciones suena a obra de teatro, a un grupo de gente que representa una función teatral mientras deja que el resto de oponentes se vayan destrozando unos a otros, o entre ellos, desde la pasividad. Buena jugada de Mariano, que ha utilizado su mejor baza, es decir: la nada más absoluta.
En los otros lados de este cuadrilátero electoral, además de este PSOE hecho caquita de whastapp, tenemos a Unidos Podemos, que lo de Unidos lo tienen un poco raruno últimamente con el bicefalia Errejón-Iglesias y lo de Podemos tampoco es que esté del todo claro. Y luego quedan nuestros queridísimos amigos de Ciudadanos, que les pasa como al Terminator de metal líquido, que se van desintegrando poco a poco, pasito a pasito, hasta convertirse en una masa informe de gente desamparada que acabará por volver a las formaciones políticas de las que se fueron descontentos.
En fin, amigos, lo que pasa es que la banda está borracha o eso parece y como sigamos así vamos a estar en funciones más tiempo que con un gobierno estable. Lo bueno es que no nos faltan temas de conversación en los ascensores. Lo malo: todo lo demás.
Qué duda cabe.