El Sporting se abstiene en ataque
Un gol de Babel en el minuto 91 provoca una derrota dura pero merecida del Sporting, que disparó una sola vez entre los tres palos
A Coruña
Es un varapalo perder con un gol en contra en el minuto 91, pero pocos podrán discutir la justicia de la derrota del Sporting en La Coruña. Un empate milagroso en Riazor no hubiera ocultado los problemas que arrastra el Sporting de un tiempo a esta parte. Pero ni eso, ni el punto se volvió para Gijón. El golazo de Babel en el minuto 91, con un disparo desde fuera del área que se estrella en el palo y entró, fue un mazazo para los gijoneses, que ya saboreaban el empate. Hay que admitir que no hubiera sido justo, pero nos hubiéramos aferrado a aquello de la rula y la relativización de la justicia en el fútbol. Pero no se dio el caso, porque los deportivistas se vengaron de aquel gol de Diego Castro en 2010 en el 94.
A este Sporting se le pueden discutir muchas cosas (demasiadas), pero no la eficacia. Dos disparos a puerta en los últimos cuatro partidos; dos goles a favor. El de Riazor, un balón peinado por Sergio Álvarez a la salida de un córner, le hubiera servido para rescatar un punto milagroso de un partido que tenía perdido y en el que solo resistía gracias a los paradones de Cuéllar. Pero ironías al margen, el bagaje ofensivo de este Sporting es preocupante. Muchos sacan de la cuenta los partidos ante el Barcelona y el Atlético de Madrid, pero convendría recordar que hay formas y formas de perder y de competir. En todo caso, lo de Vigo y lo de Riazor dejan en evidencia las enormes carencias de este Sporting que se construyó para mejorar el rendimiento de aquel equipo de 'guajes' que en pocos partidos dejó de competir y plantar cara al rival. Este, por ahora, ya ha ofrecido varios partidos en los que su grado de competitividad ha sido escaso, siendo generosos.
- FICHA TÉCNICA
La primera parte fue un paseo para el Deportivo de La Coruña. El Sporting tuvo una cierta intensidad al principio, pero nada más. Ni ideas, ni fútbol ni posesión ni remate. Ni un solo tiro a puerta en los primeros 45 minutos, para no variar. Fue un equipo romo, inofensivo, que se dedicó a achicar agua mientras pudo. Babin y Meré se multiplicaban para sacar balones, Sergio también lo hacía en el centro del campo ante la ineficacia de Moi Gómez, que hizo lo que pudo teniendo en cuenta que no es mediocentro. Mientras, un jugador que sí lo es como Rachid se revolvía en el banquillo. La banda izquierda del Sporting seguía siendo un problema. Nada funcionaba
El gol coruñés se olía, y eso que el Dépor atacaba casi por rutina. Cuéllar protagonizó cuatro paradones que mantuvieron vivo al equipo, pero no pudo evitar que el equipo coruñés se pusiera por delante en una acción en la que se mezclaron el infortunio y el desacierto: una falta que remata Borges, el balón pega en el brazo de Sergio, se estrella en Babin y queda muerto en el área, lo que aprovechó el propio Borges, libre de la marca de Sergio, para batir a Cuéllar de disparo cruzado.
El Sporting mejoró algo en la segunda mitad, y en una de sus escasas llegadas (y en su único tiro entre los tres palos) Sergio remataba de cabeza un córner y la mala respuesta del portero Lux permitía al Sporting empatar el encuentro. Era un punto valioso, visto lo visto, pero el arreón final del Dépor encontró su premio con el disparo de Babel que desató la locura entre los gallegos y la enorme decepción de los rojiblancos.
Son cuatro derrotas seguidas, lo cual es grave, pero las sensaciones recientes seguramente lo son más. El Sporting no puede seguir viviendo de las rentas de los puntos de las primeras jornadas y, sobre todo, no puede seguir siendo un rival que ni siquiera asusta a los contrarios.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...