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Debajo de la almohada

El comentario de Alberto Calleja

Palencia

Seguro que os ha pasado: prestar un libro y que no os lo devuelvan. Y yendo mas allá, quizá a algunos también: dejarle dinero a un amigo y que no os lo devuelva.

En ambos casos - sobre todo en el segundo - supongo que no os gustó la reacción de aquel a quien prestasteis. Y en el segundo supuesto perdisteis hasta la amistad. Lógico.

Con el gobierno y los bancos la relación – pese al extraordinario préstamo - no ha cambiado. ¡Claro que el matiz diferenciador es importante!: el dineral que prestaron no era suyo, era nuestro. Del bolsillo de todos nosotros.

No es demagogo, sino real, decir que si en vez de dárselo a los bancos ese dinero, esos miles de millones de euros, se hubieran repartido entre todos los españoles no hubiera habido crisis ni necesidades. Es más, ese dinero, en la calle, en las tiendas, hubiera reactivado por sí mismo la economía.

En cambio, viéndolo con perspectiva: ¿para qué ha servido lo prestado a los bancos? Decían que para reactivar el crédito, las hipotecas y la compra/venta o el alquiler de viviendas ¿Ha sido así? No verdad. A la vista está.

Ha servido para seguir aumentando la economía y el circulo de poder en el que se mueven solo unos pocos.

Para fortalecer, en ese sistema arbitrario e injusto, sólo a los de siempre. Y debilitar aún más a los de abajo.

Con el super préstamo los bancos - mediante por ejemplo las fusiones - se han quitado de encima a casi 80000 empleados, ninguno de ellos gran directivo.

Con los préstamos alguno se ha jubilado con pensiones de hasta 50000 euros al mes y, ahí estan los datos, casi 140 banqueros en España cobran, cada uno, en torno al millón de euros.

En medio, quienes tenemos la fortuna de tener algo ahorrado y tenerlo en algún banco o caja sufrimos a diario medidas tan injustas y descabelladas – son reales - como pagar una penalización por no tener la nómina en ese banco concreto en el que tenemos una cuenta; pagar comisiones - pese a ser clientes - por casi todo - o pagar por el mantenimiento de una cuenta o tarjeta, como si alguien vigilara día y noche nuestro dinero, siendo al revés: nuestro dinero les produce a ellos intereses y ni siquiera está en nuestro banco. Difícil por lo tanto que lo mantengan o lo vigilen.

Por todo, de verdad ¿aún no os dan ganas de guardar el dinero bajo la almohada?

 
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