Los #micromentarios de Pepe Belmonte

El fin de los buenos tiempos.

Les cuento un caso. En la selectividad de septiembre de hace unos días, que se perfila como la última de la historia, al menos con ese perfil y esa determinada modalidad, en el ejercicio de Lengua apareció un texto periodístico para realizar un comentario del mismo.

En dicho texto se decía que, por mor de una mala planificación y de una pésima política educativa, estamos perdiendo esas asignaturas que, hasta ayer mismo, desde tiempos remotos, se consideraban imprescindibles, como la Historia, el Latín, el Griego o la Filosofía.

Y resulta que los muchachos y muchachas que las han cursado en estos últimos años parecen ser los más tolerantes, los más sensatos, los que demuestran tener mayor sentido común a la hora de pronunciarse a favor de estas materias y no relegarlas al olvido.

Arguyen para ello que el que no se impartan nos va a convertir en personas menos cultas, menos críticas y sensibles. Mucho más vulnerables y paletos de lo que ya somos. Nada que ver sus opiniones con las de esos adultos y, se supone, expertos que desde su cómodo sillón en un despacho de un moderno edificio de Madrid, dictan sentencia de muerte contra la lengua de Cicerón o contra esa Filosofía con la que hemos aprendido el sentido de la existencia.

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Pero, ojo, estos mismos chicos cuyos exámenes he corregido durante estos últimos días, en sus comentarios dejan un mensaje que conviene tener en cuenta: hay profesores, nos advierten, que en materias como Filosofía, se dedican a contar la vida de los autores, sin entrar a fondo en sus ideas, en lo que han aportado al mundo del pensamiento. Y para eso, concluyen con no poca valentía, mejor que tales asignaturas se supriman para siempre. Alguien debería tomar nota.

Pepe Belmonte