Ponga un filósofo a su mesa
La perversa reforma de la educación del ministro Wert, la LOMCE, priva a muchos alumnos del estudio de la Filosofía
Punto de Vista de Cecilio Nieto | Ponga un filósofo en su mesa | 22/09/2016
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Alicante
Si los filósofos estuvieran tanto en las mesas de negociaciones, como en donde se toman las grandes decisiones, también con los economistas, con los políticos y, en general, en todos los focos de poder que afecten a los ciudadanos, probablemente muchos de los problemas no serían tales.
El tema del velo islámico en las aulas, el tema de la inmigración, el papel de la economía en nuestras vidas y el modelo económico adecuado, la cuestión de los medios y de los fines, el de la nación y nacionalismos, los valores absolutos y los relativos, la perspectiva histórica, el valor y el determinismo de las creencias, sobre todo, religiosas, el tema de la libertad, de la justicia, de la moralidad de nuestras acciones y un sinfín de cuestiones más, serían menos problemas.
Bien es cierto que en la Filosofía se esconden una multitud de repúblicas independientes; cada filósofo lo es, y eso complica las cosas; pero ¿quién dijo que esto es sencillo? La dependencia de los pensadores a escuelas filosóficas complica a veces las soluciones más adecuadas. Pero el buen filósofo es aquel que toma distancia de los problemas para mirarlos en su conjunto y procurar así su mejor solución, más allá de escuelas, ideologías o partidismos.
Hago esta reflexión con nostalgia. La perversa reforma de la educación del ministro Wert, la LOMCE, priva a muchos alumnos del estudio de la Filosofía. No se ama lo que no se conoce y la ignorancia es el peor de los enemigos.
No tendremos ya expertos en Filosofía sentados a ninguna mesa; los egoísmos ideológicos camparán por sus respetos impidiendo soluciones pertinentes; los falsos problemas de adueñaran de nuestras vidas sin que nadie los denuncie. Sufrirán nuestras normas morales, la independencia de los jueces, la honestidad de los políticos, el sistema económico será más injusto aun. Se ha de revertir esa bárbara reforma. Luchemos por ello.
