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Piscina entre rejas

Después de cuatro años cerradas, reabren las piscinas en los centros penitenciarios catalanes

La reabierta piscina de la prisión Brians II, en Sant Esteve de Sesrovires, Barcelona / Georgina Garriga (CADENA SER)

La reabierta piscina de la prisión Brians II, en Sant Esteve de Sesrovires, Barcelona

Sant Esteve de Sesrovires

Este es el primer verano que los internos del Centro Penitenciario Brians II, en Barcelona, pueden bañarse en la piscina, que ha estado cerrada los últimos 4 años. Según los expertos, la piscina reduce la conflictividad en la cárcel y fomenta la reinserción social. Por eso han decidido volver a ponerla en marcha.

En 2012 el gobierno cerró las piscinas de todos los centros penitenciarios catalanes que tienen, para ahorrar recursos. En concreto, de los quince centros que hay en Cataluña, cinco cuentan con piscina. Algunos ni siquiera llegaron a estrenar para que, justo el año que se cerraron, se estaban terminando de construir. Pero este año han vuélvete a abrirse.

Según el Consejero de Justicia, Carles Mundó, aunque las piscinas no estuvieran abiertas, el mantenimiento se pagaba igual. Hablamos de un gasto de entre 3.000 y 4.000 euros anuales por centro. El Consejero pide a la ciudadanía que entienda que la piscina no es un espacio de ocio para que jueguen los internos ni un lujo, sino una herramienta más, como el gimnasio y lo que se hace en ellas son actividades programas.

Según los monitores de la prisión, la piscina es otro tipo de deporte que ayuda a que los internos inviertan su condena en actividades sanas y se alejen de pensamientos negativos como las drogas. De hecho, muchos de ellos aprenden a nadar en la cárcel. Se estima que cerca del 80% de los presos que usan la piscina, no saben nadar bien. El mes de julio se han apuntado 420 internos en las actividades acuáticas y, de cara al próximo mes, se estima que se habrán apuntado cerca de 600.

Jabel, uno de los monitores del Centro Brians II, reivindica que "el hecho de que haya un gimnasio en funcionamiento no llama la atención, aunque tiene un coste de mantenimiento superior al de la piscina". El monitor reivindica que "a la piscina no se le da un uso lúdico", asegura que al igual que el gimnasio "se destina a actividades deportivas".

En cuanto a los propios internos, aseguran que la piscina, y el deporte en general los ayuda a llevar mejor sus condenas y a sentirse más preparados para la reinserción en el exterior. De hecho, según datos de la Generalitat, 7 de cada 10 internos de las prisiones catalanas no reinciden nunca más.

Eudi Leandro es un chico de 30 años de la República Dominicana. Ha cumplido once años en la cárcel, y dice que sólo lleva la mitad de su condena. Se adelgazó casi 40 kilos corriendo en las pistas de la cárcel. Dice que la piscina les ayuda a tener la mente fuera de los problemas.

'Las piscinas sirven para que la gente se mantenga bien mentalmente en la prisión'

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Hoy es el último día de condena de Ivan. Es español, tiene 36 años y mañana ya sale de la cárcel. Un juez lo condenó a tres años y nueve meses de condena por un robo. Dice que el deporte le salvó.

'Desde que empecé a hacer deporte me empecé a sentir bien conmigo mismo'

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Ambos coinciden en que la piscina no es un lujo. Es sólo otro equipamiento igual que el gimnasio. Pero aseguran que les da sensación de libertad.

 
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