La ley de educación, centro de las negociaciones de gobierno
A Coruña
La LOMCE, esa ley de educación que hace de la competitividad su bandera y de la religión ese argumento que vuelve a entrar en el currículum académico, es uno de esos temas que el PP está dispuesto a poner sobre la mesa en la negociación de un nuevo gobierno. Sabe el partido de Mariano Rajoy que, a pesar de haber intentado minimizar los efectos de las protestas de padres y profesores es una mala ley que enfrenta a unos niños con otros y trunca la esperanza de los que menos tienen para avanzar hacia una sociedad que respete el principio de igualdad de oportunidades. En pleno julio hemos dicho adiós a la última selectividad y no sabemos qué les esperará a los estudiantes que cursen segundo de bachillerato dentro de un año. Parece que finalmente suspender la reválida no supondrá perder el título de bachiller si se han aprobado todos los cursos, es un avance que se da de nuevo gracias a la resistencia ciudadana a convertir a los niños en campeones de la eficiencia. No nos estamos jugando solamente los estudios de nuestras niñas o niños, si no el modelo de sociedad del futuro. Y si está formado por más ciudadanos con posibilidades de avance o de exclusión. Integrar, ayudar a crecer esa es la tarea de la educación.
La LOMCE representa además una agresión a la enseñanza pública, según padres, profesores y partidos de la oposición, por la estructura de centros que promueve y las consecuencias de su aplicación. Ha desatado una campaña de defensa de la pública mantenida durante años.