Cuando una oferta de trabajo crea un dilema moral

Pisan el terreno, trabajan a pie de calle, y conocen mejor que nadie la realidad de los barrios de Madrid en los que la crisis ha pegado y sigue dando con más dureza. Son los dinamizadores de empleo. Los que buscan una salida laboral a los que lo tienen más complicado.

Es el caso de Miguel, 54 años, vive en el barrio madrileño de Carabanchel. Acaba de conseguir un contrato de cuatro meses en el servicio de limpieza de una cadena de hipermercados,. No sabe cuánto va a cobrar porque prefirió no preguntar. Durante el mes de agosto solo trabajará los sábados unas horas. Cuando lo cuenta, sonríe, parece feliz por haberlo conseguido. Pero al momento se pregunta en voz alta "¿Y qué hago yo con eso?". La respuesta es inmediata, parece que quisiera convencerse. "Por poco que sea, no serán los 109 € que me quedaron de paro cuando me despidieron después de años trabajando con un contrato a tiempo parcial. Y luego dicen que España va bien".

Miguel consiguió el contrato después de hacer un curso básico de informática en la sede de la asociación de vecinos de Comillas, que le sirvió para encontrar la oferta por Internet. Allí llegó buscando una salida. La misma que persigue Laura, a sus 58 años, un trabajo. Ella también busca el apoyo de Maribel Pizarroso, dinamizadora de empleo de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. Ella y el resto del equipo organizan cursos de formación, canalizan las ofertas de trabajo que van llegando y animan y levantan el ánimo de los que llegan hasta ellas tocando suelo.

Por eso reconoce, "hay ofertas que moralmente, por dignidad, te hacen dudar sobre si las puedes mandar a alguien o no". Ofertas con contrato pagando 300 € por trabajar todas las noches de lunes a domingo. O contratos de una hora, un día, que además pueden hacer que pierdan su condición de parado de larga duración con la que pueden acceder a algún tipo de ayuda. Pero al final, " son ellos los que tienen la última palabra"