Cristóbal Gabarrón conquista Cannes
La ciudad francesa de Cannes expone desde el sábado más de doscientas obras del escultor muleño
Murcia
Habituada a la presencia recurrente de estrellas de cine, Cannes cuenta desde este pasado fin de semana con unos inquilinos inesperados en sus calles, las coloristas esculturas que el artista murciano Cristóbal Gabarrón ha implantado en el marco de una amplia retrospectiva.
Las "Mil formas a la conquista del espacio" con las que la ciudad le rinde homenaje hasta el 11 de septiembre en el espacio Miramar y hasta el 25 de ese mes en la Villa Domergue y al aire libre, diseminan más de 200 obras y encuentran al visitante, en sus propias palabras, casi por sorpresa.
"Me gusta que alguien que no está preparado para ver arte contemporáneo intente dialogar con él, aunque no le guste, que intente ver qué hay allí, aunque lo rechace", explica en entrevista con Efe Gabarrón (Mula, 1945).
Sesenta y siete esculturas monumentales en el exterior y otras 41 en interiores, más de 80 cerámicas y nueve lienzos de gran formato, incluido el inédito "El retablo de Caín", permiten adentrarse en un universo inspirado "en las cosas más normales del mundo: amor, odio, guerra, amistad, muerte y vida".
Para el comisario de la exposición, Frédéric Ballester, su trabajo, "esencialmente español", "es en el siglo XXI una especie de síntesis de todos los grandes movimientos, sea el cubismo o las abstracciones de los años 50 o 60", con una riqueza de colores procedente "tal vez de una idea cercana al pop art estadounidense".
Ese imaginario, que según Ballester surge del lienzo, y la serie exterior "mucho más vegetal", como "Atlanta", forman parte de la programación que Cannes dedica este verano a "Los colores de España", en la que se incluye otra exhibición sobre Salvador Dalí.
El proceso creativo de uno y otro es "totalmente diferente", admite Gabarrón, pero ambos comparten la preocupación de "llegar al máximo de gente posible".
Conocido por su participación en eventos internacionales, como el mural que hizo para los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, el creador murciano dice sentirse más cómodo en los formatos grandes, y enviar su mensaje con las formas y la fuerza del color.
Tras más de 50 años de carrera, explica que aunque su obra ha evolucionado para centrarse en la simplicidad, sigue girando en torno a las mismas ideas: "Una especie de grito, de oponerse a todo lo que ocurre en el mundo que te rodea" y que desde su punto de vista "está mal".
Sus pinceladas en Cannes incluyen el "Homenaje al cine, con Camilo José Cela al fondo", una escultura de acero y fibra de vidrio que instaló en la pasada edición del Festival cinematográfico y que rinde tributo al Premio Nobel español.
Aunque está satisfecho con el montaje y con el reflejo que la retrospectiva de sus obras lanza sobre sí mismo, Gabarrón procura verlo "con una frialdad muy grande", porque "corregiría casi todas" si lo observara con emotividad.
"La autocrítica es necesaria siempre. No ahora, cuando estás viendo la obra, sino cuando la estás haciendo y sobre todo cuando la has dado por terminada. Es muy difícil decir cuándo terminas, si realmente aporta algo o no", explica a Efe.
Afincado desde 1983 en Nueva York, ciudad a la que llegó con la intención de ver otras culturas y de cómo dialogar con ellas, el artista dice atravesar en estos momentos un "periodo de reflexión" tanto sobre sí mismo como sobre lo que hacen los demás.
Pero Gabarrón, que lamenta que en España haya "muy poca preocupación por la cultura", tanto por parte de los políticos como de la sociedad -"que es consumista y en caso de que le interese algo le interesa el artista propiciado por la economía"- no se plantea la retirada.