Fritz Bauer
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Córdoba
Hace días vi una película sobre el fiscal general alemán Fritz Bauer, que después de la caída del régimen nazi trató de juzgar a los criminales de guerra. Lejos de encontrar la colaboración del sistema de justicia y del poder político alemanes, ya sí democráticos, encontró la desidia política y el sabotaje de los servicios secretos para hacer justicia y perseguir, entre otros, a Eichmann.
Después de la guerra, una parte importante de la sociedad alemana prefirió pasar página, no sufrir sobresaltos y permanecer acomodado en el statu quo. Las élites económicas, parte del aparato del Estado y por supuesto, buena parte de la sociedad alemana se acomodó al escenario. Sin embargo, había otra Alemania, preocupada por los derechos sociales, por la Democracia y por la justicia encarnada en la figura del Fiscal Bauer y de su colaborador, encarcelado por ser homosexual.
Lo cierto es que esta película retrata muy bien la arbitrariedad con la que funcionan ciertos estamentos que mantienen su poder debido al desconocimiento y a la indiferencia del conjunto de los ciudadanos.
Aunque el escenario y el momento histórico son diferentes a la sociedad española actual, en la película vi muchos aspectos que me la recuerdan, por ejemplo: la pervivencia del conservadurismo que se genera en países que han sufrido dictaduras, la falsa apariencia de bienestar general y la debilidad del sistema democrático salpicado de irregularidades.
No obstante, este escenario ha sido evaluado y aprobado en las elecciones por los ciudadanos españoles, aceptando con ello las consecuencias. Así que para el recorte de unos miles de millones de euros que la Unión Europea nos exige y las misteriosas reformas estructurales que declara el gobierno en funciones, voy a disfrutar de una cervecilla de esas que, según dijeron ayer, son la bebida que preferimos tomar, y además en los bares.
Por eso, disfruten del verano y recarguen fuerzas, que las vamos a necesitar.