La malabarista

Málaga

Carolina España llega al estudio en vaqueros, con una camiseta roja sin mangas, chaquetilla de verano del mismo color, gafas sujetando el pelo rubio suelto y bolso multicolor con referencias a la City londinense. Pendientes discretos es la primera invitada con reloj y, una vez más, aparecen las pulseras en la muñeca derecha: una de cuero, la otra con la bandera de España.

Inquieta, no para un segundo. Al minuto de entrevista el folio en el que toma notas ya estaba bien surtido de frases, subrayados y círculos y, cuando suelta el bolígrafo las manos se van a la base del micrófono se entrecruzan y sueltan en un segundo, de nuevo al micro, se sujeta los codos y vuelta a empezar en una secuencia infinita.

Sin embargo el papel sólo es una excusa para concentrarse. La respuesta la tiene en la cabeza así que una frase al folio, suelta el boli y pierde la mirada en la ventana del estudio de radio para ordenar el argumentario y armar la respuesta y el discurso.

Sin dobleces, Carolina España deja entrever cada estado de ánimo. Capaz de ponerse a tararear las canciones de Julio Iglesias, moverse al ritmo de la música, reír y sonreír cuando se lo ha pedido el cuerpo, el giro de 180 grados ha sido inequívoco cuando se abrió el turno de preguntas. Seria, contrariada, el cambio de cara es tan evidente como el de su estado anímico.

Por cierto, junto a España, el protagonista de esta entrevista ha sido el malabarismo; nunca vi a nadie capaz de mover tanto un micrófono sin provocar ruido alguno, metro ha recorrido ese micro en manos de la candidata que, finalmente también terminó con los folios repletos de apuntes: visto está que le da tiempo a todo.

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