La densidad de la paz
La exposición 'Tratados de paz', el hito principal del programa de San Sebastián 2016, reúne más de 600 piezas entre el Museo San Telmo y el Koldo Mitxelena
Algunos de los cuadros expuestos en 'Tratados de Paz'. / JAVIER HERNÁNDEZ
San Sebastián
La exposición 1516-2016. Tratados de paz condensa 500 años de historia del arte en más de 600 piezas, trazando un recorrido por la representación de la paz a través de diversos artistas como Murillo, Zurbarán, Le Corbusier o Matta.
La muestra, el principal hito del programa de San Sebastián 2016, será inaugurada este viernes por los Reyes.
Una exposición densa, dividida entre el Museo San Telmo de San Sebastián y el centro cultural Koldo Mitxelena, en la que se entremezclan cuadros de diversa índole, cedidos por 21 museos, entre ellos El Prado, el Reina Sofía o el Louvre.
Vista de los cuatro relojes cedidos por el museo de la Paz de Hiroshima. / JAVIER HERNÁNDEZ
Vista de los cuatro relojes cedidos por el museo de la Paz de Hiroshima. / JAVIER HERNÁNDEZ
Así, por ejemplo, X-Space and the Ego, del chileno Roberto Matta, se contrapone a las publicaciones del fraile Bartolomé de las Casas, uno de los primeros defensores de los indígenas que los españoles se encontraron en los albores de la conquista de América.
O a una representación de La Rendición de la Plaza de Breda, de 1876, acompaña a una de las réplicas que la Segunda República ideó de las principales obras del Prado para ser exhibidas por toda España en el marco de las misiones pedagógicas.
La exposición se divide en nueve ámbitos, los mismos que marcó Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca para la articulación de los tratados de paz.
Entre las piezas expuestas, destacan, Muchachos jugando a soldados, de Goya, Combate de Mujeres, de José Ribera, La Caída de Barcelona, de Le Corbusier, Hércules lucha con el león de Nema, de Zurbarán, o Cabeza llorando y Cabeza de mujer llorando con pañuelo, de Picasso.
La muestra además recrea pequeños espacios de otros museos dedicados a la paz, como el de Auschwitz, o el de Hiroshima, del que se exponen cuatro de los relojes que se pararon a la hora exacta en la que la bomba atómica cayó sobre la localidad japonesa.
