¿Nos resignamos a ser "ignudi"?
Fernando González del Valle: '¿Nos resignamos a ser ignudi?'
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Alcázar de San Juan
Miguel Ángel llenó de jóvenes desnudos (ignudi) su Capilla Sixtina. Esta recuperación del cuerpo humano, es una característica genuinamente renacentista y así las pinturas del genio italiano recobrarían y reivindicarían las referencias clásicas grecolatinas. Miguel Ángel esculpe más que pinta músculos, poses, posturas de jóvenes bellos indiferentes en su actitud a lo que pasa a su alrededor. No prestan atención a la dramática historia de la Humanidad que se desarrolla a su lado. Porque para Miguel Ángel esos seres impersonales también representan la masa indeterminada de millones de individuos que se necesitan para producir, de vez en cuando, un hombre que justifique la misma existencia de nuestra especie.
Los ignudi existen, pero no son conscientes de su existencia ni de su irreflexiva contribución a la perpetuación de la familia humana desde que comenzó su andadura en el Paraíso. Cuando fallezcan desaparecerá con ellos todo rastro de su vida sobre nuestro planeta. Si miramos a nuestro alrededor podemos comprobar que estamos rodeados de ignudi, hay países enteros atestados de humanidad de relleno. Para mantener el orden en el que se ha basado el éxito del primer mundo y los intereses de los que más poseen, es necesaria la existencia de miles de millones de ignudi. Es necesario que la mayoría de la Humanidad sean hombres autómatas, que no piensen más allá de su anodina existencia, que no rechisten ante cualquier nueva alienación, que no comprendan, por ejemplo, las implicaciones futuras de un tratado internacional de libre comercio y que no protesten aunque se recorte su dignidad.
Para producir ignudi es importantísimo que la educación sea un instrumento de control y que los saberes que prevalezcan sean aquellos que solo estudien la epidermis de los problemas, que nunca incidan en la sustancia de los mismos, que sirvan para someter las conciencias y que eviten que los jóvenes cuestionen el divino orden establecido. Los saberes humanísticos deberán desaparecer. La Filosofía se considerará una disciplina peligrosa y se dirá que es innecesaria, que no tiene una aplicación práctica inmediata. ¿Es necesario estudiar Filosofía para trabajar en la nueva Fábrica Global? No. Estudiar saberes que puedan cuestionar el statu quo solo contribuirá al desequilibrio y a la revolución. El poder es paternalista y quiere y necesita seres sin alma. La mejor forma de felicidad será el desconocimiento. Los medios de comunicación contribuirán ofreciendo información de usar y tirar en los formatos digitales. El periodismo venderá su alma al diablo de las redes sociales y se someterá al mejor postor.
Al parecer los poderes en la sombra si han estudiado historia del arte y quieren imponernos su particular modelo de un “mundo feliz”, en el que una minoría pueda ser la única depositaria del destino del Hombre. ¿Nos resignamos a un modelo educativo sin Filosofía, sin crítica, sin aspiración a conquistar la libertad? ¿Nos resignamos a convertirnos en una sociedad que no pueda reclamar su libre albedrío si existiera? ¿Nos resignamos a generar para el beneficio de unos pocos solo cuerpos desnudos en España? ¿Nos resignamos a ser un mundo, un país de ignudi?
Fernando González del Valle