‘Nada nuevo’
Firma Emy Luna, 'Nada nuevo'
02:57
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Algeciras
Que todas las épocas tienen momentos convulsos, no es decir nada nuevo. No tenemos más que analizar el pasado, la historia más reciente de España para comprender que nuestro país ha pasado por importantes etapas llenas de acontecimientos difíciles de resolver. Podemos acudir a los libros o escuchar a los mayores que, de una manera menos objetiva pero más cercana, nos hablarán de los problemas a los que ellos se enfrentaron en otro tiempo.
Los más ancianos recordarán los sucesos violentos que acontecieron durante la II República y los desórdenes de la época de la Restauración de Alfonso XIII. Otros contarán con miedo aquella barbaridad que constituyó la Guerra Civil española y la tristeza de la postguerra en todos los lugares de España. Miedo en el Franquismo, incertidumbre en los inicios de la democracia... En la mayoría de estos casos siempre hubieron colectivos que clamaban a gritos por una regeneración de la vida política, incluidos sus líderes de uno u otro bando. No olvidemos aquella apuesta del conservador Maura por regenerar España desde arriba mientras Canalejas pensaba que lo mejor era hacerlo desde abajo. Regenerar. Según el diccionario regenerar sería poner una cosa deteriorada o gastada en buen estado.
Hoy también corren malos tiempos para nuestra sociedad, desubicada ante la corrupción desenmascarada en las alturas del poder, con los pies de barro ante la pérdida de unos valores que ya no están y que no acertamos a recuperar. Y ante esta situación somos mayoría los que pensamos que España necesita regenerarse, pero no solo políticamente, sino en la raíz, en el esqueleto de la sociedad. Y decir esto tampoco es decir nada nuevo. Lo que sí podría ser nuevo y muy de agradecer, sería que desde las alturas decidieran, ya que los de abajo no podemos, que lo que hay que regenerar de manera urgente y prioritaria es la Educación. Pactar un sistema educativo de calidad, para todos y de todos. Justo, fiable, alcanzado tras consenso y perdurable en el tiempo. Porque el pueblo español se merece algo más que dejar a sus hijos a merced de leyes educativas que cambian según el capricho del que esté en el poder. Ellos no son trozos de carne de un expositor para que el político de turno invente con ellos un nuevo plato. Por muy manida que resulte la expresión, todos sabemos que ellos son el futuro de nuestro país, y con el futuro de una nación no se juega. Hay que caminar hacia un nuevo modelo de escuela en la que, sin perder de vista la igualdad de oportunidades, aspiremos a subir el nivel de nuestros centros. Pero para ello hay que poner el interés de los ciudadanos por encima de las carteras ministeriales y demás zarandajas... Y no los veo muy por la labor. Pero, bueno, tampoco esto es decir nada nuevo.