‘Ni ratones ni chicles’
Firma Juan Luís M. Retamino 'Ni ratones ni chicles'
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Algeciras
Escucho con atención cada vez que mis obligaciones profesionales me lo permiten, la firma de mis compañeros en Radio Algeciras. Se habla sobre si la culpa de que haya nuevas elecciones es de Pedro, de Pablo, de Mariano o de Alberto. Al "probe" de Alberto nadie le culpa de nada y ahí está el hombre, que para poder mantener viva a su formación se ha tenido que aliar con las huestes podemitas, que antes o después acabarán por engullirla. Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, es una película española de drama y cine negro de Agustín Díaz Yanes de 1995.
Hay quien cree –los menos- que nuestros líderes políticos van a resolver los problemas que tiene la sociedad. Yo lo dudo mucho. Nuestros problemas los debemos resolver nosotros. No debemos estar continuamente echando la culpa de los problemas a otros. Eso es lo cómodo y lo propio de los querulantes e insensatos. Ayer, Leopoldo Abadía dijo en la UNED que había sinvergüenzas a punta pala, añadiendo que no hay cultura del esfuerzo. Sin embargo él hizo gala de comer cada vez que le daba la gana con Belén Esteban, ejemplo de lo que no debe ser una mujer.
Pero volviendo a la realidad de todos los días, sostengo que ya pueden convocarse en España elecciones cada seis meses, que si la ciudadanía, es decir la gente de la calle, y nunca mejor dicho, como usted y como yo, no pone de su parte seguiremos como estamos o andaremos para atrás, como los cangrejos. Por ejemplo, leo en el periódico de hoy que limpian el sótano del hospital de La Línea de la Concepción, ante la posible presencia de un roedor. Eso quiere decir que el responsable de mantener esas instalaciones en disposición de que no haya roedores no ha hecho bien su trabajo. Y de esa forma ha fastidiado a quienes llevaban, probablemente meses, esperando someterse a una intervención quirúrgica, porque a consecuencia de la presencia de los ratones el hospital tuvo que suspender el martes por la tarde, por precaución, las operaciones previstas en los quirófanos.
Pero no siempre es alguien de la Administración el responsable de que los servicios públicos no funcionen bien. Hay ocasiones que la culpa es, como decía del ciudadano de la calle.
También leo que Algesa elimina los chicles pegados al suelo de la calle Emilio Castelar antes de su ornamentación. Y del cielo, ni llueve café –ojalá- ni caen chicles. Eso ocurre porque antes, incívicos sujetos sin categoría de ciudadanos lo han tirado al suelo.
Así, que haya elecciones cuantas veces quieran sus señorías, que mientras no haya cultura de decencia en el trabajo y de civismo en la gente, no avanzaremos poco hacia una sociedad más justa.