Un gigante se abre paso en el Moncayo
Hace 45 años se plantó una secuoya que ya mira por encima del hombro a los pinos centenarios
Tarazona
Sobre el mar de copas de pinos centenarios del Moncayo comienza a despuntar un árbol extraño. Se trata de una secuoya gigante americana que llegó en la década de los 70 y supera ya los 16 metros de altura.
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/ZK5LKCAVBJKNLFLQJZYIHTHT7U.jpg?auth=09ca5737c67c8ada6ca62def48c7a23c7dc52fa559b8c74c366d63b47b309ae6&quality=70&width=650&height=780&smart=true)
Eva Sánchez
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/ZK5LKCAVBJKNLFLQJZYIHTHT7U.jpg?auth=09ca5737c67c8ada6ca62def48c7a23c7dc52fa559b8c74c366d63b47b309ae6)
Eva Sánchez
Crece con un vigor inusitado en su camino a convertirse en el gigante del Moncayo. Tiene unos 45 años y sobrepasa ya en altura a los pinos centenarios. La trajo un ingeniero forestal, José Antonio Alberto, desde los Estados Unidos, dejándola plantada junto a la casa de los forestales.
Las secuoyas suelen ser árboles muy longevos que llegan a superar los 2.000 años, por lo que la edad del ejemplar moncaíno sería similar a la de un bebé de meses. Pese a su juventud, cuenta ya con más de 16 metros de altura, aunque las secuoyas de su especie pueden superar los 85 o, incluso, hay ejemplares que miden más de 100.
A pesar de ser una especie alóctona parece haberse adaptado a la perfección a la zona. No es la única extraña. Además de la secuoya, en el Moncayo se plantaron abetos americanos que también han arraigado muy bien en el monte. Especies que son una excepción, ya que a fecha de hoy no podrían plantarse al no estar permitido introducir especies alóctonas en espacios naturales como el Moncayo.