El poder de la cultura frente a la cultura del poder
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Pepe Belmonte, catedrático de Literatura en la Universidad de Murcia. / Cadena SER
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Murcia
Micromentario.-
Micromentario / Pepe Belmonte / (24-04-16)
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El Barón de Montesquieu –el escritor francés al que tanto citan esos mismos políticos que jamás se han leído ni una sola de sus páginas-, cuando llevó a cabo su ya famosa teoría de la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), no cayó en la cuenta de ese cuarto poder –que algunos aseguran que es el de la prensa- y que no es otro, sin embargo, que el PODER DE LA IMAGINACIÓN.
Ese poder que casi siempre se obtiene a través de la cultura, la pariente pobre de la vida, tan dejada de la mano de los que dictan leyes, de los que mandan.
Me ha encantado la idea de Pedro Alberto Cruz, el ex consejero de cultura y profesor de la UMU, e Isabelle García Molina, la directora del Aula de Poesía de esa misma institución, de poner en marcha un ciclo de poesía en el que se dará cabida a jóvenes autores: esos que no tienen la oportunidad de leer sus versos en los circuitos habituales.
Y me encanta, además, que la cultura se desarrolle al margen de las instituciones, de los consabidos organismos oficiales. Sin necesidad de subvenciones y prebendas, y que vuelva a sus orígenes, a esas barricadas de las que habla Víctor Hugo en Los miserables.
Que la poesía regrese al arroyo, de donde salieron aquellos viejos poetas de la bohemia, como Buscarini o Max Estrella, que coleccionaban versos y hambre, capaces de beberse la vida a morro y de un solo trago.
Es la mejor manera de demostrar que su potencia, la enorme fuerza de la poesía, fluye a pesar de quienes la ignoran, de quienes tratan de ponerle zancadillas y tablachos.
La cultura, es verdad, y la poesía es cultura, no da de comer… pero alimenta.
¡Vaya si alimenta¡