"El conservatorio, junto al cuarto de la Peña El Tambor"
LA FIRMA

León
No se cómo está el estadio Reino de León. El terreno de juego, verde, imagino. Y los bajos, húmedos, supongo. En principio, no parece demasiado afortunada la idea de instalar el conservatorio de música al lado del cuarto en el que se guardan - pongo por caso- los instrumentos de la "Peña el Tambor". Sí, todos hacen música, pero a simple vista se aprecia que una es más forofa y menos depilada que la otra. Alegan los padres de los alumnos que es una zona inhóspita, copada por la prostitución al atardecer, a la que ni siquiera aceptaron trasladarse los feriantes del rastro. Dicen que la Junta se gastó en el de Burgos casi doce millones de euros y en el de Valladolid más de sesenta, hace ya ocho años. Acusan al Ayuntamiento y a la Junta de actuar sin haber consultado a los usuarios y sin haber presentado un mínimo informe técnico que avale la posibilidad de habilitar un espacio que cumpla estructural y acústicamente con los requisitos propios de una instalación como ésta. Cuando en la época de vacas gordas se construyó el estadio municipal, con un sobrecoste de más del cuarenta por ciento, el Santo Grial aún era de Doña Urraca y el icono de la afición era Paulino, bebiendo de la bota de vino. Ahora somos de Aspire, vienen jugadores de Catar y la concejala de cultura dice que hemos de abrirnos de piernas ante Asia y América, turísticamente hablando. Todo tiene un hilo conductor, la flauta de Bartolo, ese compositor universal, con un agujero solo.