Los mil días y la precampaña

Bilbao

Sin chaqueta, micrófono de corbata. Moviéndose por el escenario con una libreta diseñada ad hoc. Una puesta en escena milimétricamente diseñada para que Urkullu hiciera balance de 1.000 días de gobierno.

No fue un encuentro de trabajo. Fue un acto para difundir un mensaje: el Gobierno ha cumplido. Para cerrar un ciclo. No hay otra forma de justificar un balance de 1.000 días pasados los 1.200. Y que este acabara con la enumeración de sus retos a 2020, que no es nueva, pero en el actual contexto, nada inocente. Reducir el fracaso escolar, paro por debajo del 10%, desarme de ETA y nuevo estatus. En ese mismo momento, la ponencia hacía aguas en el Partlamento.

Urkullu ha lanzado su campaña, aunque la oposición no le va a la zaga. Todos los grupos parlamentarios criticaron el acto, antes de que este se celebrara.

Mientras se quitaba la chaqueta para subir al escenario, el lehendakari bromeó con los consejeros sobre el adelanto electoral. No es el final de la legislatura, dijo. Pero hoy es más difícil de creer que ayer.