Casi once meses sin Obispo
La Firma de Pedro Brouilhet
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Palencia
“Lleváis casi 11 meses sin obispo y las cosas funcionan.” “Podéis seguir así más tiempo”. No pasa nada“. "Se os ve a todos más tranquilos”… Son comentarios que oyes entre la gente durante esta última época.
Es la sensación que comenzamos a tener. La gente pregunta: ¿Cuándo nombran obispo? ¿Quién va a ser? La respuesta siempre es esta: Nada se sabe.
A veces, un tiempo de espera puede resultar hasta terapéutico, pero cuando se alarga mucho, y sin intervención alguna en el proceso, puede derivar en una indiferencia pasiva, que deteriora la figura y la misión del obispo en la consideración del pueblo cristiano.
Después de más de 20 años se ha dejado al Colegio de Consultores de la diócesis elegir al Administrador Diocesano. Antonio Gómez Cantero está realizando su tarea con dignidad. No se está complicando, ni ha enrarecido más el ambiente. Lo cual es bueno para esta época en la que vivimos. Creo que ha hecho bien en quedarse en un segundo lado en ciertas cuestiones y en tener una presencia silenciosa.
Creo que era bueno que la diócesis tuviera una época larga de sede vacante. Desde mi modesta opinión era necesario curar heridas, recuperar serenidad, mirar al futuro con esperanza y optimismo.
Es verdad que un administrador puede realizar la mayoría de las funciones de un obispo. Pero vivir en la provisionalidad no es nada bueno, ni lo aconseja. La diócesis necesita realizar muchas reformas pastorales, estructurales, comunitarias que sólo pueden ser animadas por un obispo.
Un plan pastoral que viva las claves del evangelio, de las reformas que nos está señalando el Papa Francisco, el plan pastoral de la Conferencia Episcopal y sobre todo nuestra propia historia.
Estamos paralizados y necesitamos dar respuesta a los múltiples desafíos que se nos están planteando desde hace mucho tiempo. Unos desafíos que tienen que ser animados por un obispo que escuche, aliente, anime, realice un camino compartido entre todos, en comunión, sin miedos, ni sospechas. Que no quiera traer modelos de otros lados.
Un pastor que esté en la diócesis un tiempo largo, que sea buen pastor que dedique tiempo a conocernos, que recoja lo mejor de nuestra tradición y nos escuche, que nos corrija con corrección fraterna, pero que no excluya a nadie, personas o colectivos.
El otro día me encantó la presencia del Arzobispo de Burgos en la misa Crismal. Ese día escuchamos palabras de aliento, cariño, entusiasmo, alegría… Muchos de los que allí estuvimos salimos muy contentos. Si el futuro obispo viene en esas claves se ganará nuestro cariño, apoyo y podremos hacer camino compartido, entre todos, dejando de lado los obstáculos que nos han impedido vivir de una manera sana y equilibrada en los últimos años.
No es verdad que esta sea una diócesis difícil. Todo lo contrario. Hay buen clero, formado, trabajador, comprometido. Comunidades y personas buenas que quieren vivir su fe en estos tiempos. Las personas que hablan mal de la diócesis no la quieren. No podemos hablar mal de nuestra propia familia. Aquellos que lo hacen son los que se aman a sí mismos o a su propia manera de concebir las cosas. Estoy seguro que el nuevo obispo, quien sea, nos va a querer y va a alentar a esta iglesia que peregrina en Palencia