‘La desventaja de ser británico’
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Firma Luís Romero 'La desventaja de ser británico'
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Algeciras
Siempre existen ventajas e inconvenientes, sea cual sea la decisión que adoptemos. En todos los lances de nuestra vida eso es así. En política no podía ser menos y en las relaciones internacionales, igual.
La metáfora de la tostada con mantequilla por los dos lados que, lanzada al aire, siempre caerá boca arriba, se ha asimilado en muchas ocasiones a la situación de Gibraltar. Hasta ahora.
En el pasado, los gibraltareños solamente le encontraban ventajas a ser británicos. En tiempos de la dictadura en España, porque eran una democracia y se sentían además protegidos por una de las grandes potencias del mundo. Tras la restauración de la democracia en nuestro país, porque su autonomía en asuntos domésticos era total y porque su estilo de vida británico seguía estando protegido y era perfectamente compatible con el interés estratégico de Londres.
Hasta que, cosas del destino, ser británico en estos momentos ha empezado a tener algún inconveniente. El problema que les ha sobrevenido es el del referéndum para permanecer, o no, en el seno de la Unión Europea. Y aquí se han disparado todas las alarmas. Lo de la rebanada de pan con manteca por los dos lados amenaza con dejar de ser una realidad. Por la sencilla razón de que, en contra de lo que todos creíamos, la gran ventaja del Gibraltar actual no tiene relación con su britanidad, sino que tiene mucho más que ver con la de ser europeo y pertenecer, claro, al mercado único sobre todo de capitales.
¡Qué curioso! Así, de repente, nos hemos dado cuenta que lo de ser británico era una manera de ser europeo. Que no es mala cosa, ni tiene por qué representar algo poco defendible. Al contrario. Pero, ¿y si al final ser británico trae consigo dejar de ser miembro de la Unión Europea?
Nos estamos dando cuenta, por la cantidad de veces que lo proclaman sus mismos dirigentes, que salir del mercado único europeo se acerca mucho a un auténtico cataclismo. Que su economía está basada en ser territorio comunitario y dejar de serlo supondría volver a…, nadie sabe muy bien a donde. Y, ya se sabe, el dinero es muy cobarde.
Para Gibraltar, al menos eso parece, la pertenencia a la Unión Europea se ha convertido en algo esencial, aunque solamente desde el punto de vista económico. Nada de calado político.
Para quienes seguimos reivindicando la política y, en esta, el parlamentarismo democrático como la forma menos mala de gobernarnos, los principios de los visionarios que soñaron una Europa unida siguen estando muy por encima de los intereses económicos. Europa, al menos para mí, es mucho más que el mercado único. Es un proyecto político. Me ha costado tiempo entender que no todos piensan así y de ahí muchos de nuestros problemas. Me encantaría que nuestros vecinos también lo vieran como un proyecto común y no solamente como una manera de cuadrar las cuentas.