Aquí tienes tu querida plegaria, don Enrique
Cientos de flores inundan la capilla ardiente de expárroco de San Pedro de Granada donde el coro de la Hermandad del Rocío de Granada le cantó a su cura cofrade una de sus plegarias rocieras preferidas
Dílar
Dílar no era su pueblo natal. Era Gójar, al que quería y a cuya patrona, la Divina Pastora, le profesaba una cariñosa devoción. Pero en Dílar, don Enrique León pasó uno de los mejores periodos de su vida. En Dílar está su Virgen de las Nieves y en Dílar están enterrados sus padres.
Por eso, don Enrique León, expárroco de San Pedro y San Pablo de Granada fallecido el lunes en Zaragoza, quiso ser velado en Dílar y ser enterrado junto a sus padres a los pies de Sierra Nevada.
Y Dílar, y Gójar, se ha volcado con don Enrique en sus últimas horas. La capilla ardiente instalada en la ermita de la Virgen de las Nieves ha servido de capilla ardiente. Cientos de personas han pasado por allí. Y hasta allí han llegado decenas de coronas y ramos de flores llegados desde toda España.
Su sobrina, Manoli León, ha dicho a SER Cofrade: "Nunca esperábamos tantas muestras de cariño hacia nuestro tío. Mi padre (hermano del fallecido) está asombrado". Por eso Manoli encargó expresamente que estas líneas sirvieran de emocionado y sincero agradecimiento a todas las personas que han sentido la muete de su tío, el cura cofrade.
Don Enrique quiso pasar los últimos meses de su vida rodeado de amigos en un convento de reciente fundación en Calatayud(Zaragoza). Allí le sobrevino una dolorosa ciática que mermó su calidad de vida. Su sobrina ha contado que eso lo fue apagando y el cáncer que padecía terminó por llevárselo.
En cualquier caso, don Enrique no sufrió. "Solo estuvo dos días malo", dice Manoli.
Tu plegaria, don Enrique
"Aquí tienes tu plegaria, don Enrique". Eso parecieron decirle los integrantes del coro de la Hermandad del Rocío de Granada, su hermandad rociera, cuando la noche del martes entraron en la capilla ardiente. Entre lágrimas cantaron ante el féretro y ante la Virgen de las Nieves la plegaria rociera que tanto emicionaba al cura rociero.
Cuántos caminos... cuántos quebraderos de cabeza con la rehabilitación de la iglesia de San Pedro... cuántos disgustos con los líos internos de sus cofradías... cuánto compromiso... cuántos sonoros cabreos... cuánto humor derrochado... cuánto bien hecho... ¡Gracias don Enrique!