"Sólo queremos lo mínimo para vivir"

Córdoba

En Córdoba hay unos 15 asentamientos rumanos donde viven cerca de un millar de personas, entre ellas menores. Sin ningún tipo de suministro ni servicio municipal. El contrato ético que propone el gobierno local les daría acceso a aquello que llevan años demandando. Son núcleos de infraviviendas a los que llegan las organizaciones solidarias, los trabajadores sociales o la policía. Pero que están al margen de la vida de la ciudad, es la “otra Córdoba”. Que no por ser ignorada deja de existir.

Ellos existen y quieren vivir con dignidad. Lo reivindican a los micrófonos de Radio Córdoba Tamta y su sobrino Florin, dos de los habitantes de uno de los asentamientos de la zona sur de la capital, que agradecen una ayuda que ven esencial para sus condiciones de vida. Llevan años en este mismo lugar fuera de la actividad normal de la ciudad, ya en zona de campo aunque a espaldas de una de sus grandes avenidas. Y viven una veintena de chabolas levantadas entre somieres, tablas y mantas. Sólo cuentan con un generador de electricidad que funciona a base de combustible y que apenas pueden poner dos horas por la noche.

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Están rodeados de los montones de chatarra que venden para vivir. “Y vivimos gracias a ella, que nos pagan a 8 céntimos el kilo. Imagínense cómo podemos comer y todo lo demás con lo que conseguimos”, se lamenta Florin cuando le preguntamos por qué no acceden a alquilar una vivienda. Este joven rumano vive con su pareja en el asentamiento pero no tiene hijos, porque “cómo vamos a traer al mundo a un niño en estas condiciones”, explica en su perfecto castellano.

Su tía Tamta se queja del trato que les dan cuando van con garrafas a recoger agua a alguna fuente pública. “Nos dicen que no podemos llevarnos agua, que es un servicio municipal y que nosotros no pagamos nada, pero ¿Qué hacemos? Queremos trabajo y un sitio para vivir. Pero no encontramos nada. Cuidamos lo que tenemos” nos cuenta mientras paseamos por las chabolas, aún afectadas por la lluvia de este fin de semana.

Todos los habitantes de este asentamiento están dispuestos a asumir las responsabilidades que el acuerdo del Ayuntamiento traigan consigo. Sólo piden lo básico para poder vivir en unas condiciones mínimamente dignas.

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