Crispación

Córdoba

Hace unos días la Alcaldesa pedía que cesara el ambiente de crispación que existe en la política local y que dificulta el que se puedan desarrollar con una cierta normalidad las tareas de gobierno. Su petición me hizo recordar que el primer gobierno municipal de la reciente democracia lo ejerció el Partido Comunista, lo que provocó una reacción visceral de los sectores más conservadores de la ciudad y sus medios de comunicación afines. Pese a ello y con mucha dificultad se pudo gobernar gracias a políticas transformadoras, que fueron posibles porque se abrió la gestión a la participación ciudadana, algo que a la derecha no le gusta. Fue un acierto y la izquierda gobernó la ciudad durante 16 años consecutivos.

Ahora la incertidumbre política a nivel del Estado alimenta ese grado de crispación. Ha aumentado extraordinariamente el interés por la política entre la ciudadanía y se habla en la calle, en la familia, en el bar y se percibe que el ciudadano es consciente de su protagonismo en las nuevas formas de hacer política, fundamentalmente, porque desde la izquierda se han abierto cauces para recabar sus opiniones de forma ordenada. Se trata de convertir al elector en ciudadano con derecho a que se escuche su voz. Esto es el fundamento de la democracia participativa.

La derecha, más autoritaria, le irrita esta forma de hacer política y recurre, directamente y a través de sus medios, al insulto, la descalificación y la distorsión de la verdad. Un alimento necesario para crispar a sus fieles acólitos, que es lo que pretenden conseguir.