La calle de la amargura

Córdoba

Escribía Juan José Millás en El desorden de tu nombre, que “la vida está llena de sucesos inverosímiles que son buen material para las páginas de sucesos porque, aunque carecen de lógica, tienen a su favor el hecho de haber sucedido. Estos mismos sucesos, en una novela, parecerían falsos. Las leyes de la verosimilitud son diferentes en la realidad y en la ficción”.

Y es que, el caso que nos presenta Arturo Ripstein en La calle de la amargura, está inspirado en un sorprendente suceso ocurrido en México DF, esa ciudad donde reinan la violencia despiadada y las desigualdades más brutales. La guionista habitual del director, Paz Alicia Garciadiego, escribe la historia de la muerte de La Parkita y Espectrito Jr., dos luchadores enanos, asesinados en 2009.

Como en toda su filmografía, subyace una idea mítica: el infierno está en este mundo. Y así construye un particular melodrama donde hallamos diálogos desgarrados y al límite, como si de una canción de Lucha Reyes se tratara, con algún elemento surrealista y otros que se inscriben en la tradición cultural española, que incluye la literatura de Galdós, la estética más negra de Goya o las fabulaciones del que fuera padre intelectual y cinematográfico del director, el gran Luis Buñuel.

La película fue presentada en la última edición de la Mostra de Venecia, donde Ripstein fue homenajeado (y donde años atrás obtuvo el León de Oro con Profundo carmesí) y este fin de semana se estrena en la Filmoteca de Andalucía de Córdoba.