Los Kichis consuman la clonación perfecta del alcalde de Cádiz

Cádiz

En los buenos tiempos de Teófila Martínez, muchos temían que detrás de la capacidad de la entonces alcaldesa de Cádiz para trabajar tanto y aparecer en tantos sitios a la vez se escondiese la existencia de varios clones que fueran sustituyendo en los actos y las fotos a la regidora real. Nunca se pudo comprobar. Pero el actual alcalde de Cádiz puede servirse ya de unos cuantos de estos clones y muchos entrarían en San Juan de Dios sin levantar la mínima sospecha. El gran éxito de la chirigota del Barrio 'Los Kichis' es haber clavado el tipo de José María González y de mantener una amable pero divertida parodia de los nuevos tiempos políticos en la ciudad.

Los Kichis arrancan su actuación con un intento de parar un desahucio, algo vivido en la realidad por el alcalde sólo unos días después de tomar posesión de su cargo. Aquí los policías se llevan a uno de sus concejales, como le ocurrió a Adrián Martínez de Pinillos, mientras los clones del alcalde les gritan a los agentes "Suéltalo", con la música de Frozen.

La chirigota arranca presentación con camisa blanca de cuello mao y mochila negra colgada a la espalda y después se van metiendo en faena con chaqueta, sombrero y palestina en una mezcla de Salvochea, menda lerenda y el alcalde real. Y la escenografía pasa de la calle a convertirse en salón de plenos.

Lo mejor, sin duda, de la agrupación es el tipo. El parecido al alcalde está muy logrado. Gafas, orejas y peinado en el aspecto físico; y el bonobús en la solapa o el bastón de mando, con un mando a distancia, en los detalles más carnavalescos.

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Los pasodobles y los cuplés aluden también a la figura del alcalde, a quien pide que nos le traiciones, y dejan críticas a la antecesora, a la que saludan ahora que ve el concurso desde la tele. Uno de los grandes momentos es la interrupción en la letra con el ya clásico "Romaní, ¿puedo seguir?" en alusión a las constantes interrupciones del portavoz del PP al alcalde en los plenos.

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El popurrí remata con gracia la representación de los eternos debates en los plenos y cuaja la mejor actuación de la séptima sesión de preliminares. No lo tenía difícil en medio de un panorama, el del resto de agrupaciones, desolador.