El Sporting se diluye
La derrota ante el Getafe deja al equipo gijonés en una delicada situación. Los rojiblancos no sentenciaron en una gran primera parte y se vinieron abajo a raíz del empate
Gijón
Ha llegado el invierno. Y para el Sporting lo ha hecho con toda su crudeza. La derrota ante el Getafe le ha dejado temblando y en una situación crítica. El varapalo es muy gordo, por el fondo y por la forma. Estaban en juego algo más que tres puntos. Era la recuperación anímica y futbolística, salir del descenso, coger aire para afrontar la fase más dura del calendario y dar una alegría a su afición. Y todo parecía al alcance de la mano. Hasta que el Sporting se vino abajo, desapareció del terreno de juego. Al final, y eso es lo más triste, el Getafe es otro rival que se marcha de El Molinón con la sensación de que, incluso tirando la primera parte, la victoria ele resultó incluso cómoda.
¿Cómo puede cambiar tanto un equipo de la primera parte a la segunda? Hasta el descanso el Sporting no sólo ganaba, gracias al gol tempranero de Sanabria tras una gran jugada de Guerrero. Es que además era convincente. Mandaba, jugaba al fútbol, tenía chispa e intensidad. Le faltó lo de siempre: rematar la faena.
Todo parecía ir de cara. Hasta el punto de que el Getafe falló un penalti, que llegó tras una jugada aislada. Pedro León lo estrelló en el palo. Los astros estaban alineados a favor del Sporting. Era una oportunidad que no se podía dejar escapar.
- ficha técnica
Pero, progresivamente, el partido iba cambiando. El Sporting dio un paso atrás que en cierta medida era lógico, pero que resultó exagerado. Una cosa es esperar al rival cuando el marcador está de cara, esperando una posible contra, y otra encerrarte en tu área y verlas venir. Sobre todo si enfrente tienes a jugadores como Sarabia, Pedro León y Víctor, que con el balón cerca del área y sin una gran exigencia física podían amargarte la tarde.
El Sporting parecía pedir a gritos un refuerzo para el mediocampo, sacrificando a uno de los dos delanteros, que eran sendos islotes a lo lejos. No es nuevo ver a los rivales arrollando al centro del campo del Sporting, sin que Abelardo haya encontrado fórmula alguna para cubrir ese agujero negro que ha dejado la baja de Sergio Álvarez.
Dos minutos fatídicos
Y, de pronto, todo se vino abajo en cuestión de minuto y medio. Primero con un error defensivo ante una falta lejana colgada por Sarabia y que Cala remató tras entrar solo en el área. Y en el siguiente ataque, un fallo de Bernardo propició un contrataque getafense que definió Sarabia.
El Getafe había hecho su trabajo. El Sporting pasó a ser un quiero y no puedo, buscando al menos el empate con corazón pero sin cabeza ninguna. Se ve a un equipo endeble, principalmente desde el punto de vista anímico. A la primera adversidad, a este equipo se le cae el mundo encima.
La situación no es dramática, ni mucho menos. De hecho ver al Sporting rondar los puestos de descenso forma parte de la lógica. La dinámica sí es peligrosísima. Este es un equipo con un grado de confianza reducido a la mínima expresión, algo a lo que tampoco contribuye la posición de Abelardo, con un tono bajo y una irritación que se le nota en la voz y en el gesto.
El técnico insiste en que las aspiraciones de permanencia pasan, casi exclusivamente, por la llegada de refuerzos en el mercado de invierno. Difícil panorama para un equipo que, por la nefasta gestión de sus dirigentes, por la irresponsabilidad o la incapacidad para pagar 523.000 euros, no puede reforzarse en el mercado de invierno (salvo sorpresa mayúscula). Así las cosas, o todo el mundo se convence y se conjura para darle la vuelta a la situación o el panorama es aterrador. Y, para que alguien crea en este equipo, la fe tiene que empezar dentro del vestuario. Esa fe, ahora mismo, está por los suelos.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...