Y Extremadura giró a la izquierda
Francisco Castañares, empresario, analiza el cambio político extremeño, sus fortalezas y debilidades en el nuevo de escenario de correlación de fuerzas y pesos políticos
Tras una corta experiencia de gobierno del Partido Popular, los extremeños volvimos a entregar las riendas de nuestro gobierno regional al PSOE, depositando en Guillermo Fernández Vara la responsabilidad de liderar los cambios. El corto espacio de tiempo en que Monago estuvo a los mandos ha sido suficiente para que los extremeños hayamos decidido cerrar aquella puerta y volver a abrir la que durante décadas sirvió para hacer avanzar la región hasta situarla en el mapa político español.
El año en que Extremadura giró a la izquierda no es un año en el que las cosas volvieran a ser como solían. Han aparecido nuevos partidos, como Podemos y Ciudadanos, de cuyos planteamientos y posiciones depende la gobernabilidad de nuestras instituciones. Aunque el Presidente de la Junta dijo haber aprendido de errores pasados y aseguró que no volvería a caer en los mismos, en algunas áreas de su gobierno empiezan a atisbarse indicios preocupantes que no son, en absoluto, alentadores. Para empezar, no tenemos presupuestos para 2016. O, lo que es lo mismo, Vara deberá gobernar con las mismas cuentas que hace ahora un año rechazó por considerarlas nefastas para nuestro futuro.
¿De quien es la culpa? Aunque el instrumento para la devolución de las cuentas de Vara haya sido una enmienda a la totalidad de Podemos, votada tácticamente por el PP de Monago, sería un error de bulto acusar sólo a los demás de una responsabilidad que también es del gobierno. Su obligación es sentarse a negociar, partida por partida si es preciso, con aquellos que pueden posibilitar la aprobación de de unos presupuestos que la región necesita con urgencia.
Si no hay acuerdos, el gobierno de Vara habrá fracasado justo donde más fortaleza ofreció siempre el líder socialista: su capacidad de diálogo. Y todo esto en una legislatura que acaba de comenzar. Echamos la persiana al 2015, el año del cambio, con la esperanza de que el que comienza no sea el año del fracaso.