¿Tiene sentido que en un equipo de gobierno haya miembros que acudan a los Premios mientras otros alientan las manifestaciones?

No es nuevo que cuando llega la entrega de los premios aparezcan detractores y defensores, ni que colectivos en crisis busquen el mejor escaparate posible para exponer sus reivindicaciones.

Lo que cambia en esta edición es la proyección políitca que se está dando a la polémica. Posiblemente lo más llamativo es las diferencias de criterios entre los miembros del tripartito de Oviedo, la adminstración asturiana más incondicional con la fundación hasta la llegada de la coalición de izquierdas.

¿Tiene sentido que en un equipo de gobierno haya quienes asistan para representar a la institución, como es el caso del alcalde socialista - tan republicano como hace 35 años cuando apoyó la creación de la Fundación y más antimonárquico que entonces - y quienes se opongan a los galardones desde las manifestaciones que alientan'

¿Estamos ante un debate artificial, más politizado que nunca ante la fragmentación en las instituciones y la proximidad de unas elecciones generales?