López Simón confirma expectativas en la Maestranza
El madrileño cortó la única oreja de la tarde, y pudieron ser más, en su mano a mano con Manuel Escribano
Sevilla
Después de su alternativa en la Feria de Abril de 2012, Alberto López Simón volvió a La Maestranza avalado por la gran temporada que está protagonizando y lo cierto es que no defraudó a nadie, confirmando todas las expectativas. El madrileño dio la vuelta al ruedo en su primero, cortó una oreja al cuarto y perdió con la espada la posibilidad de la Puerta del Príncipe en el mano a mano que le enfrentó al sevillano de Gerena Manuel Escribano en el primer festejo de la Feria de San Miguel.
Se lidiaron toros de El Pilar, el primero como sobrero, desiguales de presentación, el de mejores hechuras fue el tercero, de nulo juego en los capotes pero con posibilidades en la muleta. El sexto tuvo serio peligro, sobre todo por el pitón izquierdo.
Manuel Escribano, silencio y ovación en los otros dos.
López Simón, vuelta tras petición, una oreja y ovación.
En cuadrillas, Tito Sandoval picó muy bien al segundo de la tarde.
La plaza registró más de media entrada en tarde calurosa.
La crónica
No tuvo buen comienzo la Feria de San Miguel, pues el primero de la tarde se descoordinó tras la portagayola de Escribano y tuvo que salir el sobrero, un toraco de embestida muy descompuesta que no dio opciones al de Gerena. Sí las tuvo el tercero de la tarde, de preciosas hechuras aunque muy protestado porque salió acalambrado de los cuartos traseros. Cómo sería la escandalera en los tendidos que Escribano desistió de poner banderillas. Ya con la muleta, dos buenas series por el pitón izquierdo hicieron de tapabocas. La pena es que por el derecho la cosa vino a menos y ya no se pudo remontar. El quinto apretó en banderillas, se lo pensó no obstante en el habitual y emocionante par del quiebro por los adentros y también fue con todo cuando Escribano abrió faena con un par de muletazos cambiados por la espalda. Con todo, no rompió el del Pilar y el trasteo del sevillano se diluyó como azucarillo en agua.
La tarde fue de López Simón de cabo a rabo. A su primero, sosito y con poco gas, le enjaretó tres intensas series por el derecho que arrancaron el pasodoble. Aunque el toro fue menos por el otro pitón, el estoconazo final derivó en petición de oreja, aunque los pañuelos nunca fueron mayoría. Sí fue incontestable la petición en el cuarto, un toro grandón al que Simón acertó a dejarle la muleta siempre puesta para ligar varias series por el pitón derecho, mostrando una frescura de ideas sorprendente. Acertado de nuevo con el acero, cayó en su esportón la única oreja de la tarde. Y si el acierto con la espada se hubiera repetido en el sexto, López Simón habría salido a hombros por la Puerta del Príncipe, sin duda. Y es que el madrileño, animoso con el capote al intercalar dos chicuelinas y la revolera de remate, se la jugó a carta cabal ante un toro que llegó a la muleta cazando moscas, sobre todo por el pitón izquierdo. No se amilanó el diestro, asustó al miedo con mucha firmeza y la pena es que pinchó dos veces -de la primera salió trastabillado y sin aliento por un golpe en el bajo vientre, antes del bajonazo definitivo.