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Debate renovables

Contra la regasificadora de Granadilla

La Plataforma Por un Nuevo Modelo Energético para Canarias presenta in extremis sus alegaciones al proyecto

Puertos de Tenerife

Santa Cruz de Tenerife

El último día. Tras recabar información, en algunos casos, separada entre sí por hasta 60 kilómetros. La Plataforma Por un Nuevo Modelo Energético para Canarias presentó este lunes ante la Subdelegación del Gobierno de Santa Cruz de Tenerife sus alegaciones contra la Planta de Regasificación de Gas Natural Licuado en el Polígono Industrial de Granadilla, proyecto promovido por GASCAN, que, a juicio del colectivo, condena el desarrollo de las renovables. Días atrás ya habían hecho otro tanto de lo mismo Podemos Tenerife y Ben Magec, o, también el último lunes de agosto, in extremis, Izquierda Unida Canaria-Los Verdes.

En este sentido, todos coinciden en que, con intención de obstaculizar la participación ciudadana, el proyecto salió a exposición pública el 30 de julio y se habilitó para las alegaciones un mes tan singular como es agosto. La portavoz de Por un Nuevo Modelo, Araceli Reymundo, señala que la instalación del gas es anacrónica, pues se ideó a finales de los 70, cuando las energías renovables estaban poco desarrolladas. Apunta, además, que aunque llamen al gas 'energía de transición' y sea menos contaminante que el petróleo, sigue sin resolver la dependencia exterior y emitiendo gases de efecto invernadero.

De ahí, insiste Reymundo, que la apuesta debe ser dar estabilidad a las renovables e invertir en planes de ahorro y eficiencia, a fin de abogar por planeamientos responsables, como la orientación de las casas y construcción de embalses que sumen al aprovechamiento de rescursos naturales.

Un peligro para la población

Además del impacto ambiental, la Plataforma Por un Nuevo Modelo Energético para Canarias alerta de que este tipo de instalaciones pueden suponer 'un peligro para la población', pues no se cumple con la recomendación de distanciarse de las zonas habitadas al menos dos kilómetros, como es el caso de La Mareta.

Comparando con normativas, por ejemplo, de Estados Unidos, Reymundo cita diámetros de hasta 6 kilómetros de separación con los núcleos urbanos para poder instalar una central de estas características, pues la amenaza de catástrofe, según el colectivo, no desaparece con el uso de estas energías basadas en el combustible de tipo fósil.

Araceli Reymundo: 'No debería haber ningún núcleo urbano a dos kilómetros'

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