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Educación investiga a un colegio concertado por cobrar tratamientos a niños con graves discapacidades

El centro CISEN cobra a las familias 300 euros por un tratamiento que debería estar incluido en el curriculum

Colegio del barrio de Begoña donde se ubica el CISEN

Colegio del barrio de Begoña donde se ubica el CISEN

Madrid

Dos familias, con niños con graves discapacidades, van a presentar en el juzgado una demanda contra el colegio CISEN por los tratamientos que sus hijos han dejado de recibir. Este centro al que la consejería de educación cedió las instalaciones en las que se encuentra y que recibe cerca de medio millón de euros por estar concertado, tiene importantes barreras arquitectonicas, no cuenta con material específico para los niños e intenta cobrar a las familias un plus de 300 euros por un supuesto tratamiento que debería estar incluido en las clases ordinarias. La consejería de educación está investigando la actuación de este centro que atiende a menos de 30 chavales a los que, atención, en vez de autobús escolar traslada en taxi desde sus domicilios al colegio.

El pasado mes de enero la consejería de Lucía Figar cedió a la fundación CISEN, colegio concertado de educación especial, las instalaciones del antiguo centro público Enrique Granados en el barrio de Begoña. Georgina quería llevar allí a su hija Jimena y se entrevistó con la directora: "Todo lo que te dicen, todo te parece bien...porque necesitas confiar en que, en ese centro, tu hija va a mejorar. Necesitas saber que alguien puede ayudarte. Al principio todo era comunicación y buenas palabras. Hasta que te das cuenta de que todo lo que te venden es humo". La directora le dice que sí, que su hija va a mejorar pero que para eso tiene que pagar un tratamiento específico. "Nos lo cobraba como tratamiento Cisen. Ese tratamiento no existe o no debería existir porque dentro del curriculum escolar, en teoría, debería incluir todas las asignaturas. Tratamiento Cisen: 300 euros."

Celine también lleva allí a su hijo Marc: "Tiene un respirador nocturno porque su sistema nervioso central no da la orden de ventilación en el sueño. Tiene patologías asociadas como intestino corto, le han hecho una traqueotomía y una gastrostomía. Tiene un retraso cognitivo muy importante y nuestra meta, en estos momentos, es que consiga hablar." Celina se siente estafada por el colegio. Su hijo no habla y no podía decirle lo que hacía en el aula y la directora "prohibía a los profesores que hablaran con nosotros". En el Cisen no hay una enfermera contratada pese a que la mayoría de los niños padecen graves discapacidades, Celine consiguió que la Consejería de Educación le adjudicara una a su hijo Marc porque "sin ella no hubiera podido escolarizarlo." Hasta tres enfermeras diferentes han pasado por el colegio. Según nos ha dicho Celine "Ninguna aguantaba las directrices que les marcaba la directora. En teoría ellas estaban para atender solamente a Marc pero les obligaban a hacer las funciones de enfermera para todo el centro".

Celine recuerda, con mucha rabia, lo que le comentó una ex profesora del centro: "Cuando llegáis los nuevos con vuestros niños aquí os llaman la caja de Cisen porque saben que llegáis tan asustados, tan vulnerables que decís a todo que sí".

Denuncias de los padres y también de los profesores, Marcos dejó de dar clases en el colegio Cisen el pasado jueves: "No es que no pudiera aguantar más, es que si seguía allí me convertía en cómplice de lo que hacen. Hay ciertas cosas que como profesional tengo que defender y no puedo tolerar. Ser cómplice de esta situación te convierte en culpable. Llevo quince años trabajando en el mundo de la educación especial y jamás había visto una situación como esta que influya tanto sobre el desarrollo de este tipo de personas".

Tres profesores se marcharon a la vez del centro justo cuando contrataron a Marcos. "Al principio", dice, "no le das importancia, pero cuando tienes que comprar tu propio material para dar las clases y te prohíben hablar con los padres...empiezas a darte cuenta de que el sistema no funcional. Lo hablas y empiezan las presiones. Tengo a varias compañeras que tuvieron que pedir la baja por ansiedad".

A todo esto hay que sumar que este centro en vez de contratar un autobús escolar, traslada a los niños en taxi, que los padres adelantan todo el dinero del transporte y la comida más de 500 euros mensuales y que las barreras arquitectónicas obligan a veces a los profesores a llevar en brazos a los niños.

La Consejería investiga

La Consejería de Educación está investigando. Tan pronto les llegaron las denuncias de estas dos familias la Inspección fue al colegio y elaboró un informe. Hay una investigación abierta. Ahora el centro Cisen va a tener que empezar a justificar todos y cada uno de los cobros que se han realizado a los alumnos además de presentar la documentación que verifique el motivo de los servicios complementarios de su oferta educativa.

 
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