La taza sin plato

Toledo

Érase una vez una región en la que siempre gobernó un partido hasta que un día ganó las elecciones su rival. En resumidas cuentas. Érase una vez una región bipartidista. Durante todos estos años, PSOE y PP han sido el Cánovas y el Sagasta de la política castellano-manchega, el Real Madrid y el FC Barcelona de la liga parlamentaria. Con cualquiera de las leyes electorales que han regido los repartos del bacalao ha sido muy difícil que el resto de partidos consiguieran un número de votos suficientes para hacerles inquilinos de un escaño en arrendamiento por 4 años.

Haciendo un símil muy práctico. Cuando coleccionas una vajilla, por cada 5 puntos te dan una taza. Si has juntado 7, te quedas con la misma taza y tus 2 puntos sobrantes, aparte de cara de tonto y sin plato. Esos 2 puntos en tierra de nadie, que ni suman ni restan, se pierden. Ahí está el voto útil. El tradicional. Pero es que ahora hay mucha gente coleccionando puntos. Me explico. Los progresistas indignados, 15emeros, liberales defraudados, electores veleta, nuevos votantes y secretistas (aquí incluyo a los indecisos) han colocado en la casilla de salida a otros partidos con aspiraciones. No sé si de gobernar pero, sin duda, de decidir con su representatividad los designios de esta tierra.

Lo clásico era que el PSOE apelara al “voto útil” para recoger en su cesta a esos votantes de izquierda que caían por el agujero del saco roto de IU legislatura tras legislatura.

Pero ahora por primera vez escucho al PP subido al carro de esa táctica. Ayer mismo en Ocaña, Cospedal. Desde allí pidió un voto sensato, de utilidad, y se lo pidió a sus propias bases atraídas por la música del Flautista de Ciudadanos. Nunca antes les hizo falta competir en este target. O eras del PP y votabas al PP o eras del PSOE y votabas al PSOE.

Ya verán. El domingo, alguno se queda sin completar la vajilla.

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