Los agentes que desalojaron Kukutza dicen que encontraron "un alto grado de resistencia"
Los agentes de la Ertzaintza han descrito la operación como una de las más complicadas por la "violencia" empleada
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En la sesión anterior, los acusados aseguraron que durmieron en el inmueble aquella noche como gesto de "solidaridad" con el proyecto de Kukutza y que, en ningún caso, tenían como objetivo ofrecer resistencia. Sin embargo, los cinco agentes llamados a declarar como testigos explicaron que "intuían" que iban a encontrar resitencia y "se confirmó". "Se trató del desalojo más duro y complicado" en el que han participado. Relataron que "voló de todo", desde bloques de hormigón, botes de pintura e "incluso un inodoro". "Fue un trabajo físicamente agotador", en el que emplearon horas. Fueron 32 los agentes que accedieron al interior del inmueble mediante una tanqueta. Una vez dentro, les sorprendió el "nivel de sofisticación", "no era algo improvisado". En la parte baja había una veintena de personas que no ofrecieron resistencia, sin embargo, el paso entre las plantas estaba cortado con estructuras metálicas soldadas a la pared y detrás había una barricada con "todo tipo de objetos" para obstaculizar el paso. Uno de los agentes cree que "hubo suerte" y que "no eran conscientes de lo que podía haber pasado".
Solo pudieron identificar a uno. Había lanzado varios bloques de hormigón y respondieron con un "disparo defensivo" que le impactó en una rodilla. Una vez en el exterior de la azotea pudieron identificarle y fue el único que se arrestó por un delito de atentado contra la autoridad. El Ministerio Público pide tres años y un mes para él, el resto están acusados de un delito de usurpación.
Durante la segunda sesión del juicio también ha declarado un representante de la propietaria, Cabisa, que ha declarado que compró el inmueble en una subasta a un administrador concursal. Desde entonces había intentado desalojarlo en repetidas ocasiones aunque habían "desistido". En 2011 recibieron una carta de Kukutza pidiendo negociar pero, según ha sostenido, "no había un interlocutor claro, ni una sociedad mercantil". No obstante, tampoco tenían intención de vender nada. Tres años después el local está vacío pero este mes de enero ha recibido el visto bueno del proyecto de reparcelación por parte del Ayuntamiento de Bilbao y sigue adelante con el proyecto para construir una promoción de viviendas.