Los amigos de mis amigos son mis amigos

Valencia

El comunicado oficial del Valencia anunciando la renovación de Nuno hasta 2018 no supone ninguna sorpresa. Más bien todo lo contrario. El asunto era para vivos y muertos un secreto a voces desde el preciso instante en que, a principios de noviembre, a Amadeo Salvo se le escapó que el club ya había tratado con el técnico su continuidad hacía "varias semanas". Si antes de la jornada 10 de la primera temporada de Nuno en Mestalla Peter Lim ya había decidido ampliar el contrato de su protegido, el asunto estaba "dit i beneït" desde el momento en el que Espirito Santo aterrizó en Manises por primera vez. 

La renovación se hace efectiva hasta 2018 como podría hacerse hasta 2019 ó 2023. Para eso Lim se ha comprado el 70'06% de las acciones del Valencia y puede renovar a su amigo y amigo de su amiguísimo Mendes hasta que considere oportuno. Qui paga mana. Pero ser máximo accionista no confiere al singapurense la virtud de la perfección o la infalibilidad. 

Hay un sector del entorno que quiere ver en la decisión de Lim una continuidad para su proyecto deportivo. Otros aseguran que Nuno podrá trabajar ahora con mayor tranquilidad. ¿Mayor tranquilidad que ser amigo y protegido del máximo accionista? ¿Mayor tranquilidad que negarse a dar una respuesta en inglés en sala de prensa dejando plantado al empleado de comunicación de turno sin temor a represalías? No compro la teoría de la continuidad del proyecto. Ni la de la estabilidad laboral del portugués. Debe ser que tengo las lentes empañadas.

Mi visión es más reduccionista. Simplista, si lo prefieren. Nuno llegó al Valencia de la mano de Mendes. Y Mendes de la de Lim. El que tiene padrinos se bautiza. Y renueva. Nadie puede negar al técnico portugués el buen trabajo realizado hasta la fecha. El equipo es quinto en Liga con 35 puntos y tiene opciones de clasificación para cuartos de final de la Copa del Rey. Ha sido superior a Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid en sus enfrentamientos individuales y, quizá lo más importante, ha devuelto la ilusión a las gradas de Mestalla.

Pero el entrenador que dirigió brillantemente al Valencia ante los grandes es el mismo que no supo enchufar al equipo en escenarios como Orriols, Balaídos o Riazor y estuvo a punto de tirar por la borda el torneo del KO con un planteamiento kamikaze ante el Rayo Vallecano.  Lim puede hacer lo que considere, pero no entiendo las urgencias por renovar a un técnico prometedor, pero neófito. Y mucho menos hacerlo hasta 2018. Son tres años y medio. Una eternidad en fútbol. Pero... magnates tiene la iglesia. 

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